viernes, 6 de marzo de 2015

El efecto del Método Billings en la vida de pareja

Este método natural de regulación de la fertilidad es universal y hace felices a las parejas: dos historias reales


Miembro del consejo de la WOOMB internacional (organización mundial del método de ovulación Billings), la australiana Joan Clements fue auditora en el sínodo extraordinario sobre la familia de octubre de 2014.

En esta función, se le solicitó que interviniera sobre el tema de la “apertura a la vida” durante un congreso organizado en Roma por el Consejo Pontificio para la Familia, del 22 al 24 del pasado mes de enero.

Durante su intervención, publicada en cinco lenguas por el Consejo Pontificio para la Familia, comentó estas dos historias:

Poco a poco, la actitud de uno con el otro cambió

“Hace muchos años yo [Joan Clements, n.d.r.] enseñé el método [Billings, n.d.r.] a una pareja que deseaba evitar un embarazo.

Me habían dicho que no querían continuar con la anticoncepción química, que encontraban peligrosa, pero no querían tener un hijo. Ambos ejercían oficios brillantes y se decían felices sin hijos.

Yo me hice la observación de que su relación no parecía muy cariñosa y estaba entristecida por el hecho de que no deseaban cooperar con Dios y compartir su amor con un hijo, pero de todos modos les enseñé el método y le pedí a la mujer que comenzara las tablas.

Les pedí que volvieran después de unas semanas para verificar que habían comprendido bien las reglas del método y que interpretaban bien los perfiles de fertilidad y de infertilidad para evitar un embarazo.

Volverían por tanto varias veces durante los meses siguientes, hasta que pudiera asegurarme de que serían autónomos en la gestión de su fertilidad.

Unos meses más tarde, me di cuenta de que la actitud de uno hacia el otro se había “suavizado”, que parecían más cariñosos. Ahora llegaban tomados de la mano, se sentaban más cerca el uno del otro y se sonreían o tenían gestos afectuosos durante la entrevista.

También me di cuenta por las tablas que no siempre respetaban las reglas para evitar un embarazo. Les pregunté si entendían lo que hacían y les recordé que para ser eficaz, el método debe ser aplicado correctamente.

Les expliqué que si las reglas no se respetaban, era probable la concepción y que el embarazo no se debería a un fallo del método.

Se tomaron de la mano, sonrieron y me anunciaron tímidamente que ¡habían decidido fundar una familia!

Yo les felicité, les pregunté si necesitaban otros consejos y les aconsejé que me volvieran a ver si la concepción no tenía lugar como estaba previsto.

No los volví a ver. No sé si tuvieron un hijo, o más, pero sé que he visto a Dios obrando en esta pareja porque les di las informaciones necesarias para que pudieran vivir según la ley natural.

No les hablé de la enseñanza de la Iglesia, ellos mismos se abrieron a la belleza y la alegría de un matrimonio fecundo”.

El derecho de las mujeres a conocer su cuerpo

“Los doctores John y Evelyn Billings, en los últimos años de su vida, fueron más de veinte veces a la China comunista para enseñar el método Billings a los profesionales de la salud.

Esto fue posible gracias a una subvención concedida por el gobierno australiano y a la cooperación del departamento de Salud del gobierno chino.

Los profesionales de la salud con los que trabajaban eran sin embargo las mismas personas que estaban encargadas de hacer aplicar la horrible política del hijo único. ¡Eran a veces los mismos que practicaban los abortos forzados!

Muchos católicos estaban aterrados y preguntaron al doctor Billings por qué fue a un país con una cultura de muerte así. Su respuesta era siempre: “vamos porque tienen esta terrible cultura de la muerte”.

Él sabía bien que en China, las familias se aman como en todas partes del mundo.

Estas mujeres también tenían derecho a conocer su cuerpo y hemos escuchado historias similares sobre el efecto que tiene el método en su vida.

En uno de sus viajes, la doctora Evelyn Billings conoció a una joven en un aeropuerto que le preguntó la razón de su viaje a China. La australiana le habló entonces del método y le explicó cómo gracias a él, las parejas podían escoger favorecer o evitar un embarazo de manera natural.

La joven se fundió en lágrimas al explicarle que ella ya había sufrido varios abortos, que le habían causado mucho dolor e importantes hemorragias. Tras esta breve conversación, la doctora Evelyn Billings fue a tomar su avión.

Unos años más tarde, se encontraba de nuevo en este aeropuerto cuando de repente una joven sonriente se le acercó y se sentó a su lado.

Le recordó su conversación y le dijo que desde ese día había practicado el método de ovulación Billings, que había mejorado su salud y que administraba su fertilidad naturalmente. Le dijo que su mayor alegría había sido poder transmitir estos conocimientos a su hija para que nunca tuviera que sufrir lo mismo que ella.

Uno de los estudios más importantes y concluyentes realizados sobre el método de ovulación Billings se llevó a cabo en China, donde no sólo mostró una eficacia para evitar un embarazo del 99,5% sino que también resultó ser de gran ayuda para favorecer una concepción entre las parejas que no habían logrado tener su “hijo único”.

En la imagen, los doctores Billings con el papa san Juan Pablo II