La ideología de género, más ataques al sentido común.
Lo que se ha hecho es una revolución silenciosa, una reinterpretación del Derecho de Familia en clave marxista.
por Pedro Trevijano.
En el 2007, mi hermano mayor José María publicó en Libros Libres un libro titulado “Contra la corrupción en la Administración. Defensa de los accionistas minoritarios frente a las grandes corporaciones”, libro que tuvo en sus manos justo antes de morir. El libro lo dedica “A los que luchan en defensa del Derecho y de la Justicia, sin admitir que la decepción que produce el que los deben actuar permitan su atropello, degenere en resignación”.
El inicio de la Introducción dice así: “El presente libro tiene por objeto explicar cómo los administradores de unas pocas pero muy importantes sociedades anónimas que cotizan en Bolsa, proponen y aprueban, en las Juntas Generales de sus sociedades, operaciones innecesarias para beneficiar a las empresas que administran, pero que permiten, si las ejecutan, su propio beneficio o el de terceros, con perjuicio para una parte, muy importante en número pero minoritaria en participación, de los accionistas a los que representan”.
Por eso, cuando leí el libro de don Fernando Ferrín Calamita, “Yo, víctima de la Cristofobia”, no pude por menos de pensar que estaba ante un Quijote parecido, lo que, evidentemente, me llevó a simpatizar con él. Para el señor Ferrín, y cada vez para más personas: “Estamos en una sociedad enferma. La crisis económica por la que atravesamos hunde sus raíces en una crisis de valores, mucho más profunda y grave que aquélla” … “No se respetan los derechos básicos y elementales, aunque parezca exagerado decir esto hoy en día. No se respeta el derecho a la vida, desde la concepción a la muerte natural, sin lo cual los demás derechos carecen de sentido. Se niega el derecho a la libertad de expresión y a la libertad religiosa”. El caso del Obispo Reig es un claro ejemplo de lo que está sucediendo. Y añado, podríamos continuar.
Hace unos días di una charla sobre la ideología de género. Empecé por advertir a mis oyentes que la primera vez que oí hablar de ella, creí que me estaban tomando el pelo, de tal disparate que me pareció. Para que vean que va en serio, empiezo con unas frases del Papa sobre el asunto, para que vean que semejante cúmulo de idioteces y disparates no es invención mía... Como dice Ferrín Calamita en su libro (página 245) se ha introducido “el veneno de la ideología de género, sin que la sociedad se enterase. Lo que se ha hecho es una revolución silenciosa, una reinterpretación del Derecho de Familia en clave marxista: ya no es la lucha de clases, del obrero contra el capitalista, sino de la mujer contra el hombre, para emanciparse de la explotación a la que ha estado sometida”. Nuestra legislación, todavía en vigor, es sencillamente aberrante. Por la ideología de género los chicos pueden cambiarse a chicas y viceversa; los órganos sexuales están para usarlos desde edades tempranas y un chico o chica de trece años puede tener relaciones sexuales con quien quiera, a eso antes lo llamábamos corrupción de menores o pederastia, hoy es libertad sexual para nuestros adolescentes; el matrimonio y la familia son dos modos de violencia permanente contra la mujer y por tanto instituciones a combatir. Por supuesto la Ley del Aborto y de la Ideología de Género, que va incluida en esa Ley, no es la única disparatada. Hay muchas otras, como la del divorcio exprés y todas las que intentan destruir la familia, o la Ley 3/2007, de 15 de Marzo, que me autoriza a ir al Registro Civil y salir de allí convertido legalmente en mujer (página 261).
Escuché que con motivo de los incidentes de Valencia, la Policía tenía un video con lo que había pasado allí y los del PSOE sencillamente se negaron a verlo. Hace unos pocos días, cuando publiqué mi artículo “Ferrín Calamita y el sentido común”, alguien arremetió contra él sin leer el libro, que es lo mínimo que se puede hacer. Pero no esquivemos nuestra parte de culpa: muchos, que piensan sensatamente se quedan callados, como denuncia Ferrín en la página 188, para no comprometerse y no retratarse. Y es que ha habido y hay mucho miedo, pues para los defensores de lo políticamente correcto el Derecho hay que interpretarlo en la concepción dominante, que no es otra sino la del positivismo y relativismo, según la realidad social del momento, es decir lo que en cada momento sostiene el poder político gobernante, con un plus de legitimidad para la izquierda cuyo pensamiento es el único tolerante y democrático, naturalmente según ellos, pues el tener principios está muy mal visto por el relativismo y los relativistas que no creen que haya un Bien y un Mal, Verdad o Mentira, o en todo caso quien decide lo que está Bien y lo que es Verdad, es quien gobierna. Pienso que si la gente ante estas idioteces hubiese sido más valiente y honrada en defensa de los principios morales y jurídicos, no nos hubiésemos metido en el pozo en el que estamos, o, por lo menos, no tanto.
Actualizado 16 abril 2012