martes, 5 de julio de 2011

Fruto de la política del hijo único en China: cosificación de la mujer y tráfico de niños.


por Juanjo Romero *

Ian Malcom, el matemático de Parque Jurásico, descubre que hay un problema cuando observa que la población de dinosaurios es normal.
Cuando el hombre violenta el sistema, el sistema suele reaccionar para recuperar la normalidad, y sólo el hombre, ser libre, puede violentarlo, el resto de las criaturas siempre tienen un comportamiento natural de estímulo-respuesta.

La distribución de dinosaurios nunca podía haber sido normal, en origen eran todos hembras.

Con la política antinatalista del régimen socialista chino va a terminar ocurriendo lo mismo, el propio sistema se rebelará. La tragedia reside en que no son saurios de ficción quienes pagarán y ya están pagando las consecuencias.

Quizá una de las aberraciones más visibles de la «política de un solo hijo» sea la antinatural desproporción entre varones y mujeres. Puestos a tener solamente un hijo, se escoge —por que la técnica lo permite— al hombre, que por razones de supervivencia les parece que satisface mejor las necesidades de las parejas.

Los efectos de la carestía de mujeres empiezan a mostrar los primeros síntomas. La BBC contaba el impacto negativo en la economía mundial que tiene el esfuerzo de un chino para encontrar china. Y es que a la tradicional naturaleza ahorradora hay que añadir el sobrecoste que supone tener una hucha bien provisionada que facilite la tarea de acceder a una esposa.

Ese ahorro anormal retrae consumo, y en el caso de China un consumo brutal. Supongo que todavía no se admiten préstamos para poder encontrar ‘media naranja’, pero todo se andará, aunque en si se diera la situación, no sé cuál sería la garantía. O sí, lo intuyo, y prefiero ni imaginármelo.

En cualquier caso la visión de la mujer como un bien de lujo, accesible a pocos, acrecentará la cosificación de la persona y no es descartable un efecto rebote que tienda a una mayor producción de hembras tanto para el mercado matrimonial como para el sexual. Eso sí, ya serán hembras, cosas, no mujeres.

Lo que ya no es una hipótesis es que el tráfico de personas ha empezado. Según informa la revista Caixin, hace unos años la violación de las leyes antinatalistas suponía una sanción, que hasta 1997 se traducía en el peor de los casos en el derribo de la vivienda. Pero a partir de 2000 comenzaron a ‘embargar‘ a los niños.

Los llevan a los orfanatos que reciben entre 3.000 y 5.000 dólares por criatura colocada en el extranjero. De ese modo las autoridades locales cumplen un doble objetivo: muestran su celo en el cumplimiento de las políticas del socialismo real y obtienen unos ingresos ilegales extras a expensas de la violación de la más elemental dignidad de la persona.

Como Ian Malcom dice en uno de los diálogos: «Dios crea al dinosaurio. Dios destruye al dinosaurio. Dios crea al hombre. El hombre destruye a Dios. El hombre crea al dinosaurio».

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