sábado, 15 de junio de 2019

Las bioéticas y sus fundamentos

por Fernando Pascual.
      Buscar el fundamento de una idea significa ponerse en camino para entender si tal idea tiene validez y merece ser atendida.
 
       ¿Es posible buscar el fundamento para la bioética? La pregunta así formulada, en singular, parece problemática. En ella salta a la vista el uso de los artículos. Surgen entonces dos preguntas: ¿es correcto hablar sobre “el” fundamento de “la” bioética? ¿No sería más correcto reconocer que existen diferentes fundamentos para las distintas bioéticas?

        Así, desde el inicio nos encontramos ante varios problemas. El más fundamental consiste en dilucidar si la palabra bioética sólo puede ir en singular o en plural. En el primer caso, solamente existiría una bioética. En el segundo caso, habría varias bioéticas, y entonces surgiría un debate sobre cuál de ellas pueda ser la mejor, o si todas (o algunas) tendrían más o menos el mismo rango.

        No es pérdida de tiempo afrontar este tipo de preguntas. Si un pueblo busca tener leyes justas, y si las leyes que se refieren a la salud y a la vida de las personas dependen del tipo de bioética que sea considerado mejor, resulta obvio que hace falta emprender un estudio serio para intentar, al menos, resolver estos interrogantes.

        Pongamos simplemente como ejemplo el tema del aborto. Hace varias décadas muchos pueblos y sus leyes establecían que el aborto era un delito. Resultaba evidente que eliminar la vida de un hijo en el seno materno implicaba un acto de injusticia y un daño grave contra el derecho básico a la vida.

        Con el pasar del tiempo, muchos de esos pueblos y sus leyes han cambiado, hasta el punto de que algunos consideran el aborto no sólo como una opción válida, sino como un derecho que debe ser atendido por el personal sanitario y pagado con dinero público.

        ¿Cómo ha sido posible una revolución tan radical en las leyes y costumbres de algunos pueblos? El proceso puede haber sido más breve o más largo en cada Estado, pero lo que podemos entrever es que se ha producido un cambio radical en la visión bioética de sociedades que primero condenaban el aborto y luego lo admitieron como un derecho.

        El caso del aborto evidencia, por lo tanto, un pluralismo de visiones bioéticas. Por eso se hace ineludible preguntarnos: ¿hay visiones bioéticas correctas y otras equivocadas? Para responder, hace falta analizar las propuestas y principios de cada visión bioética y luego los fundamentos que están detrás de las mismas.

        La tarea no resulta fácil, precisamente porque quienes defienden, por ejemplo, una bioética utilitarista considerarán su propia posición como buena y criticarán a otras bioéticas como incorrectas, arbitrarias y carentes de fundamentos válidos.

        A pesar de las dificultades, resulta necesario tomar una perspectiva optimista respecto de la posibilidad de alcanzar respuestas aceptables. No es correcto decir que todo vale lo mismo, o que las bioéticas dependen de cada época, de cada cultura, de cada ideología o de cada dictador. Porque decir que todo vale lo mismo significaría equiparar la bioética nacionalsocialista con la bioética de los países así llamados democráticos; o decir que no hay diferencia entre declarar al aborto como un derecho y declararlo como un delito: todo dependería de las leyes de cada lugar.

        Nos quedamos así, en un preámbulo. El camino por recorrer no resulta fácil, pero darnos cuenta de que hay que ir a los fundamentos y de que no toda bioética vale lo mismo que las demás es ya una conquista importante.

        Sólo entonces la mente y el corazón (no trabajan por separados) empezarán a reflexionar seriamente para abrirse paso en el complejo pluralismo bioético desde preguntas radicales. Así será posible dar pasos concretos hacia verdades desde las que se reconocerán y defenderán aquellos derechos fundamentales que deben ser garantizados a todos los seres humanos en lo que se refieren a las cuestiones bioéticas.
     

AutoresCatolicos.org