viernes, 18 de agosto de 2017

Las parejas que cohabitan tienen una vida familiar menos estable

por Cecilia Zinicola     
 Un nuevo estudio muestra que los padres casados ofrecen una vida familiar más segura.

Los niños nacidos de padres no casados que cohabitan, tanto en los Estados Unidos como en Europa, son casi dos veces más propensos a ver a sus padres separarse en comparación con los niños nacidos de padres casados.
Un estudio realizado este año por el Institute for Family Studies and Social Trends investigó sobre la estabilidad familiar entre padres casados y padres que cohabitan en numerosos países en todo el mundo.
Los hallazgos de este estudio rompen con algunos de los mitos más comunes sobre la cohabitación y la estabilidad de la familia y los niños.
La causa no es el dinero 

Uno de estos mitos es el que afirma que la cohabitación es menos estable que el matrimonio simplemente porque las personas de bajos ingresos son más propensos a elegir cohabitar.
Sin embargo, los investigadores encontraron que en la mayoría de los países estudiados, la cohabitación es menos estable incluso en aquellos con un alto nivel de educación.
Los padres que cohabitan y tiene altos niveles educativos, aun así mantienen una tasa mucho más alta de ruptura que las parejas casadas que tienen menos nivel educativo.
Esto sugiere que independientemente del poder adquisitivo o el grado educativo, un factor determinante en las relaciones es el hecho de estar casado o no.
Un segundo argumento sería que la cohabitación se hace más estable o empieza a parecerse más a matrimonio, en la medida en que se vuelve más común en la sociedad.
Sin embargo, los hallazgos no apoyan esta idea. A medida que la proporción de niños nacidos de parejas que cohabitan aumentan en un país, la inestabilidad de la familia también aumenta.
Más probabilidades de sufrir abusos

Las investigaciones muestran que los niños de familias que cohabitan tienen más probabilidades de sufrir abusos y ser agresivos o tener comportamientos violentos. Son más propensos a experimentar la pobreza y tienen peor salud.
La estabilidad familiar es fundamental para el sano desarrollo de los niños y el matrimonio es importante para dar esa estabilidad familiar que ellos necesitan.
Los amantes se quieren, pero los cónyuges se comprometen a quererse para siempre. Hay un acto presente de entrega total de todo lo que uno es y puede ser como varón y mujer que los impulsa a meterse juntos en el futuro.
Ese acto de amor aporta un valor fundacional clave para el desarrollo de los hijos cuando estos llegan en el seno de un amor comprometido.
Está comprobado que restablecer una cultura del matrimonio particularmente en las comunidades donde se ha sufrido una mayor ruptura, es crucial para mejorar el bienestar de los niños.

Aleteia  | Ago 17, 2017