lunes, 29 de mayo de 2017

Diagnósticos ¿para curar o para matar?


por Fernando Pascual.
     ¿Será un progreso de la medicina el diagnóstico prenatal? Lo será, ciertamente, si ayuda a la madre a vivir con mayor serenidad el embarazo, a los padres a aceptar al hijo que llega, a los médicos para analizar si exista algún tratamiento para curar al pequeño antes, durante o inmediatamente después del parto.
Lo será si el diagnóstico prenatal se realiza en condiciones de máxima seguridad: sin poner en peligro la vida o la salud de la madre y del hijo.


        Un diagnóstico como la amniocéntesis, por ejemplo, implica un riesgo no pequeño de daños, incluso de muerte, aproximadamente en un 1 % de los casos. Lo cual es un dato suficientemente claro como para no optar por un método que, usado supuestamente para ayudar al hijo, puede provocarle la muerte.



        Algunos añaden que el diagnóstico prenatal es un progreso porque “impide” que los padres transmitan enfermedades genéticas a sus hijos. Pero no todos perciben un enorme engaño en el uso del diagnóstico con este fin “preventivo”. Porque nunca es “prevenir” que se transmita una enfermedad genética el usar el diagnóstico para individuar a un hijo enfermo y eliminarlo con un aborto selectivo, injusto y discriminatorio.



        Necesitamos abrir los ojos para descubrir que un diagnóstico no puede convertirse en un permiso para matar. No se eliminan las enfermedades a base de eliminar a los enfermos. No se reduce la transmisión de ciertos daños genéticos o malformaciones en los embriones y fetos con la decisión de recurrir a un aborto mal llamado “terapéutico”.



        El aborto selectivo no previene nada: elimina, pues la transmisión de la enfermedad ya se produjo con la concepción de un nuevo hijo. Nunca será un acto terapéutico (es decir, curativo) destruir a los hijos antes de su nacimiento.



        Frente a quienes promueven y realizan diagnósticos desde la lógica de la muerte, podemos responder con la lógica del amor y de la acogida. Cada embrión humano vale simplemente por lo que es. Es hijo, ha empezado a existir desde unos padres, vive (y seguirá viviendo) desde el amor que encuentre en ellos y en tantos hombres y mujeres de buena voluntad.



        En esta lógica, el diagnóstico prenatal puede ser realizado sólo si es seguro y si sirve para ayudar, para asistir, para atender de la mejor manera posible al hijo y a la madre durante el tiempo de embarazo. Será usado, entonces, con su verdadero fin terapéutico, según la medicina que ha sido y es llevada a cabo por miles de profesionales abiertos a la vida, empapados de un auténtico sentido de la justicia, y promotores de la asistencia a todos, sanos y enfermos, grandes y pequeños, hombres y mujeres, sin discriminaciones.



AutoresCatolicos.org