lunes, 30 de julio de 2012

Iglesia católica y Holocausto


Un historiador judío dice que «la ayuda católica fue crucial para salvar a miles de judíos».  Un prestigioso historiador judío, Martín Gilbert, sostiene que la Iglesia lideró una "obra santa" durante la Segunda Guerra Mundial.             

por Mar Velasco/ ReL

 Profesor de Historia del Holocausto en Londres, biógrafo de Winston Churchill y autor de más de setenta libros, Sir Martin Gilbert es considerado uno de los máximos expertos en la Segunda Guerra Mundial. Gilbert, de origen judío, ha dedicado gran parte de su vida a desclasificar documentos y verificar testimonios sobre la historia judía y asegura que la Iglesia católica ayudó activamente a salvar a miles de judíos. Una decisión correcta "Como historiador judío, durante mucho tiempo he sentido la necesidad de dar a conocer plenamente el hecho de la ayuda cristiana a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial y la historia de los hombres que estuvieron implicados en el salvamento", sostiene. 
El historiador asegura que el papel del Vaticano, a través de sus representantes, fue crucial: "Al principio estaban preocupados sobre todo por el destino de los judíos que se habían convertido al cristianismo, pero que los alemanes seguían tratando como judíos y deportándolos. Cuando el delito fue evidente, el Vaticano no sólo expresó su preocupación por la masacre sino que alentó a los representantes pontificios en toda Europa para que hicieran todo lo posible en favor de los perseguidos", defiende, mientras sale al paso de la campaña de acusaciones contra el Papa Pacelli: "Pío XII pensó -a mi parecer, correctamente- que su intervención directa habría tenido consecuencias desastrosas en las formas de represalia e intensificación de la persecución. 
Excomulgar a Hitler  no habría logrado más que acrecentar la persecución contra los católicos en su esfera de dominio", asegura. Una familia heroica 
Los sacerdotes y obispos católicos trabajaron para salvar a los judíos en cada país en el que estaban amenazados, incluidos Francia, Italia o Polonia, el único país en el que estaba vigente la pena de muerte para quien ayudara a los judíos». Y recuerda el caso de la familia Ulma, en proceso de beatificación: "Jozef Ulma, junto a su mujer Wiktoria, embarazada, y sus seis hijos, fueron masacrados en 1944 por los alemanes en Markowa por haber escondido en su casa a ocho judíos". La salvación de muchos de ellos fue posible, en gran parte, gracias a las heroicas individualidades como la de los Ulma. "En Hungría, el nuncio pontificio Angelo Rotta lideró un esfuerzo diplomático que salvó a más de cien mil judíos. En Francia, la Iglesia católica fue muy activa a la hora de salvar a decenas de miles y en Italia, iglesias y monasterios fueron los primeros a la hora de salvar vidas. Cuando las SS llegaron a Roma, la Santa Sede tomó bajo su protección a centenares de miles de judíos y los acogió en el Vaticano, a la vez que alentaba a todas las instituciones católicas de Roma a protegerlos. Gracias a estas iniciativas, menos de un cuarto de todos los judíos romanos fueron presos o deportados. La Iglesia católica estuvo en el centro de esta gran operación de salvamento. Lo definiría como una obra santa. La última vez que estuve en Roma pensaba que ya va siendo hora de poner placas explicativas sobre los edificios donde tantos judíos se ocultaron y pudieron salvarse..."

 Actualizado 29 julio 2012