miércoles, 8 de junio de 2011

La desnutrición y la pobreza como problemas bioéticos

La Bioética se ha convertido en la ciencia del siglo XXI justamente porque su propia definición, “ética del Bios -vida-", la hace actual y extendida en el tiempo. Ya me he referido en estas columna a varios de los problemas que la Bioética trata de dilucidar, analizándolos en su esencia y proponiendo soluciones desde la praxis y la consideración moral del problema.
Pero no hay mayor problema en la actualidad que el estado de pobreza y su consecuencia inmediata para la medicina y la sociedad, tal cual es la desnutrición infantil preferentemente, pero de la población en general. La opinión pública se ha visto sacudida por la existencia de casos de desnutrición y muerte en la provincia de Salta y una vez más los medios se hacen eco de una situación que parece no tener fin y que sacude enérgicamente los asertos del gobierno referidos al descenso de los índices de pobreza y malnutrición, que chocan drásticamente con la realidad imperante en muchas , por no decir todas la provincias del norte de nuestro país.




Hace algunos años, mientras redactaba mi tesis doctoral en Filosofía sobre Ética, Pobreza y Salud, y citaba en el texto un artículo titulado “La pobreza no se resolverá a corto plazo”, en el que el economista Juan Jorrat manifestaba que “ en Tucumán hay chicos que se mueren de hambre, pero también hay chicos que han tenido apenas cien días de clase y en el futuro van a ser unos desnutridos analfabetos en un mundo competitivo y globalizado y no van a poder tener un salario adecuado….” , apareciendo en nuestra ecuación de subdesarrollo otro de los flagelos, junto a la enfermedad que complican el panorama de los pobres y los desnutridos : la educación, base de nuestro proyecto EPEP, Ética para la Erradicación de la Pobreza, que hace hincapié en esta formación para erradicar a largo plazo las consecuencias de esta situación de pauperismo.


Los años han pasado, la educación ha avanzado mucho en el Noroeste Argentino, pero seguimos teniendo casos de desnutrición y muerte como consecuencia de la pobreza de importantes franjas de nuestra población, en este caso la provincia de Salta . Noticias aparecidas en los matutinos de estos últimos días, habla de la existencia de dieciocho mil desocupados en el gran San Miguel de Tucumán, a pesar del aumento del empleo registrado en los últimos meses, evidenciando la gravedad del problema que persiste desde ya hace varios años en nuestra zona del noroeste.


La pobreza y su consecuencia inmediata que es la desnutrición constituye un problema bioético y de derechos humanos, muchas veces proclamado pero faltos de soluciones en el corto plazo.


Y es un problema moral porque las consecuencias de esta situación afecta a amplias franjas de nuestra población y crean situaciones de pauperismo y desigualdad social inimaginables hace varios años atrás.


Es además un problema moral a la vez que económico porque las enfermedades de la pobreza no dan tregua a los mas pequeños y faltos de defensas sociales y físicas por la situación existente. A este respecto, Gomez Heras manifiesta que “ los analistas sociales y críticos de la cultura creen encontrar las raíces de la crisis en La desparición de los sistemas de valores morales que, hasta el presente, venían legitimando nuestras conductas. Proclamar norma suprema al ´todo vale´, equivale en los hechos a ´nada tiene valor ´y, por consiguiente, nada puede reivindicar poder normativo.


Por eso, toda solución debe pasar por una revalorización de los problemas morales que aquejan a la sociedad y los poderes de Argentina – y que no solamente constituyen problemas éticos - : corrupción, clientelismo político, malversaciones, desvío de fondos, crecimiento patrimonial exagerado y no justificables, evasión fiscal, intentos de perpetuación en el poder, confusión entre lo público y lo privado , creencia en la deificación política de algunos dirigentes y, en fin, toda conducta que no pudiera no ser calificada de moral.


Finalmente, la pobreza y sus implicancias no nos pueden ser ajenas a todos aquellos que hemos dedicado nuestra vida a la salud y las humanidades, porque tanto en un caso como otro, la búsqueda ha estado centrada siempre en lograr lo que de humano tiene el hombre, lo que los antiguos llamaban la “ humanitas de la hominitas” y toda consideración del hombre como tal debe ser considerada desde esta perspectiva esclarecedora.


ARMANDO M. PEREZ DE NUCCI *

*Doctor en Medicina y en Filosofía. Especialista en Bioética.