martes, 19 de febrero de 2019

No sólo acné y pelos: la píldora anticonceptiva desarrolla áreas masculinas del cerebro


 por Annalisa Teggi 
 Lo denuncia una emisora tan poco confesional como la BBC: aunque califica la píldora como uno de los grandes descubrimientos del siglo XX, difunde estudios y testimonios que hablan de daños y transformaciones de áreas cerebrales


Criticar la píldora anticonceptiva, sacar a luz sus aspectos oscuros, ha dejado de ser sólo competencia de “obsesionados con la vida” como los católicos.

Los efectos colaterales de la píldora contraceptiva son conocidos, y a pesar de ello, sigue siendo la compañera fiel de muchas mujeres desde la pubertad hasta la menopausia.

Da asco, dicen las mujeres

Incluso una histórica cabecera como la BBC inglesa comienza con una reverencia al invento:

    Los efectos económicos y sociales de la píldora son profundos y bien documentados. Se puede disfrutar el sexo sin miedo a un embarazo. De repente las mujeres han podido dedicar sus 20 y 30 años a la educación y a la carrera, en lugar de a las tareas domésticas y a los pañales.

    La píldora ha sido definida una y otra vez como el mayor invento del siglo XX y se dice que es responsable de la tercera parte del incremento del salario femenino desde los años 60. (Por BBC Future)

(Curiosamente, no dice si esto ha producido mayor felicidad y realización en las mujeres actuales… pero ese es otro tema que no vamos a abordar aquí)

Pero después produce un largo y profundo alegato sobre los efectos colaterales de la píldora: ya no es posible ocultar lo que las mujeres saben porque lo viven en su propia piel, y es que la píldora no es la panacea, sino que produce efectos colaterales, desde leves hasta graves, tanto en la esfera corporal como en la emotiva.

Se titula “Da asco “ un video realizado por la BBC, en el que 8 mujeres procedentes de áreas geográficas distintas de todo el mundo (EE.UU., Venezuela, Tanzania, Nepal) cuentan su pésima experiencia con la píldora contraceptiva, daños en la salud física y emocional que las ha perjudicado en el trabajo y marcado en la vida privada: hablan de trombosis, migrañas, depresión, tumores.

No es una novedad. Pero sí es una importante novedad que se de espacio a estas voces abiertamente, y no sólo en sectores informativos de nicho. El otro gran efecto colateral documentado es la anulación del deseo sexual de la mujer; quizás en sí no produzca daños a la salud, pero es una verdadera y auténtica violencia subterránea que se hace contra su cuerpo.

Los relatos de las mujeres entrevistadas por la BBC tienen dos elementos en común: el silencio de los médicos a la hora de responsabilizar a la píldora de los daños denunciados por las protagonistas, y la casi inmediata desaparición de los síntomas negativos una vez se deja de tomar el contraceptivo.

Un cerebro masculino

Además de esto, la emisora inglesa abre otra ventana en la zona oscura de la píldora, y lo hace dando a conocer los estudios de la doctora de Neurociencia cognitiva Belinda Pletzer de la Universidad de Salzburgo. Es un campo de investigación reciente, la doctora Pletzer informó de ello en 2014, por lo que hay que ver cómo se desarrollarán las futuras investigaciones: con todo, de las investigaciones se desprende que el cerebro de las mujeres que toman la píldora es distinto del de las que no la toman, y se diversifica asumiendo una conformación más típicamente masculina.

Lo que ella ha descubierto es impresionante. Los escáneres revelan que muchas áreas del cerebro son más grandes en las mujeres que toman la píldora, comparadas con las del que no la toman. Estas áreas son las mismas que son naturalmente más grandes en el cerebro del hombre que en el de la mujer. (Ibid)

¿Un ejemplo rápido? En la muestra de mujeres objeto del estudio se notaba que muchas de las que toman la píldora tienen más dificultad en elegir las palabras, pero más habilidad en arreglar objetos.

Ambas características son típicas del hombre (vocabulario más reducido y menos propenso a la creación verbal; y en cambio una destacada habilidad manual). Son, si queremos, pequeñas señales de un dato que no es poca cosa:

    Se nos dice a menudo que la píldora contiene estrógeno y progesterona. Pero ninguna píldora contiene estas hormonas. Esto se debe a que, cuando se consume por vía oral, el estrógeno y la progesterona se desintegran demasiado pronto para tener un efecto práctico. En vez de ello, la píldora contiene una versión sintética de las mismas, construida con hormonas más estables que son alteradas para imitar a las citadas. Estos efectos masculinizados han sido ampliamente estudiados por los científicos, y son reales: ciertos tipos de píldora tienen efectos peores, especialmente en las mujeres susceptibles. La hormona masculina que se usa en las píldoras es un pariente cercano de la testosterona llamado nandrolona. […] Se usa en ocasiones como doping para los hombres. (Ibid)

Cuando lo toman los atletas se considera doping, y se condena sin paliativos; pero se acepta alegremente en el caso de mujeres que lo toman a diario, quizás desde la pubertad hasta la menopausia. Este es el comentario de la doctora Pletzer.

Muchas mujeres se lamentan de la aparición de acné o de vello facial, como consecuencia de la píldora, y ciertamente son signos nada positivos. Pero los estudios citados ponen sobre la mesa los datos de una alteración corporal grave. La pregunta es: ¿no es ilógico violentar al cuerpo femenino con compuestos químicos con efectos adversos demostrados, en lugar de promover alternativas no dañinas que respeten la naturaleza del ciclo femenino y que ayuden a conocer integrar el cuerpo y la vida sexual, en lugar de tratarlo como mera biología que es necesario “domesticar”?

Aleteia   | Feb 08, 2019