Franciscanos de la Cruz Blanca llevan el féretro del colombiano Diego Bedoya, asesinado en Venezuela en 2017
por P.J.G.
El siglo XXI, siglo de Internet, de comunicaciones fáciles, siglo en que el hombre domina el cielo con drones y aviones, siglo de medicina asombrosa, de multiculturalidad, siglo que empezó sin el miedo a la guerra nuclear y la guerra fría... y sin embargo cada año han sido asesinados unos 24 misioneros católicos, entre religiosas, sacerdotes y voluntarios laicos.
Los asesinan en guerras como en Yemen y Siria, los asesinan yihadistas o guerrillas, o los asesinan pandillas criminales porque dificultan su dominio y poder.
La agencia misionera Fides, con sede en el Vaticano, ha presentado un informe con motivo del mes de octubre (mes misionero) y del Sínodo de los jóvenes, contabilizando misioneros asesinados y recordando las historias de muchos de ellos, que eran jóvenes y fueron asesinados cuando servían al evangelio lejos de su lugar de origen.
El informe completo (27 páginas) se puede leer en español en Fides.org:
Según las cifras de Fides, entre los años 2000 y 2017 han sido asesinados 447 misioneros católicos, desglosados así:
- 5 obispos,
- 313 sacerdotes,
- 3 diáconos,
- 10 religiosos,
- 51 religiosas,
- 16 seminaristas,
- 3 miembros de institutos de vida consagrada,
- 42 laicos,
- 4 voluntarios.
El informe advierte de que “esta cifra es menor de la real porque se refiere solo a los casos confirmados, de los cuales se ha tenido noticia”. No hay duda de que catequistas o laicos desplazados en países en conflicto, sirviendo lejos de sus hogares, pueden haber perdido la vida en ataques violentos sin llegar al radar de Fides.
Muchos no fueron asesinados "por odio a la fe": simplemente, al estar en lugares peligrosos, corrían el riesgo de ser seleccionados por bandidos, criminales, facciones armadas o ladrones violentos. Otros sí fueron asesinados por terroristas islámicos, nacionalistas hindúes o comunistas.
Fides quiere señalar que entre los misioneros que han perdido su vida, muchos eran jóvenes. La agencia lo quiere ilustrar con los perfiles de algunos de ellos que "no dudaron en ‘salir’ y poner sus vidas en las manos del Señor para anunciar el Evangelio y testimoniarlo incluso a través de una sencilla presencia en contextos especialmente difíciles”, indica el informe.
Eran “jóvenes de nuestro tiempo, similares a muchos de sus coetáneos, obviamente para nada ingenuos o inexpertos, con estudios universitarios, amantes de la música o del baile, frecuentadores asiduos de los medios de comunicación social, preparados espiritualmente y culturalmente para afrontar contextos muy diferentes a los suyos, que habían sabido analizar objetivamente los riesgos de los lugares donde algunos pensaban pasar solo un periodo de tiempo, otros la vida entera”.
El informe recuerda con cierto detalle un joven misionero asesinado cada año:
- Grace Akullo, enfermera, de 27 años, fallecida en Uganda el 17 de noviembre del 2000.
- Hna. Lita Castillo, de 22 años, Dominica de la Anunciación, fallecida en Chile el 29 de octubre de 2001.
- Alberto Neri Fernández, de 39 años, Focolarino laico, asesinado en Brasil el 19 de octubre de 2002.
- P. Fransiskus Madhu, de 30 años, Verbita, asesinado el 1 de abril de 2007 en las Filipinas.
- Hna. Anne Thole, de 35 años, de las Nardini Sisters, fallecida en Sudáfrica el 1 de abril de 2007.
- P. Thomas Pandippallyil, de 38 años, Carmelita, asesinado en India entre el 16 y el 17 de agosto de 2008.
- Don Rubens Almeida Gonçalves, de 34 años, asesinado en Campo Belos el 20 de mayo de 2010.
- Don Marek Rybinski, Salesiano, de 33 años, asesinado en Túnez el 18 de febrero de 2011.
- Samuel Gustavo Gómez, seminarista, de 21 años, asesinado en México el 14 de abril de 2014.
- Anwar, de 21 años y Misho Samaan, de 17 años, animadores salesianos, fallecidos en Siria el 11 de abril de 2015.
- Hna. M. Reginette, de 32 años, Misionera de la Caridad, asesinada en Yemen el 4 de marzo de 2016.
- Helena A. Kmiec, de 26 años, del Voluntariado Misisionero Salvatoriano, asesinada en Bolivia el 24 de enero de 2017.
En 2017, último año que recoge el informe, fueron asesinados 23 misioneros. Algunos de ellos eran "jóvenes de esta época". El informe los detalla:
Helena Agnieszka Kmiec, polaca de 26 años, del Voluntariado Misionero Salvatoriano
Apuñalada por dos criminales comunes el 24 de enero de 2017 en Bolivia
Era voluntaria salvatoriana desde 2012. Fue voluntaria en la JMJ de Polonia de 2016. Estaba en la escuela “Edmundo Bojanowski” de las religiosas Siervas de la Madre de Dios, donde iba a trabajar con niños durante 6 meses. Le gustaban los niños y servir con su música en la alabanza y adoración. Rezaba la liturgia de las horas, le gustaba leer la Biblia y era además activista provida. En Facebook ella explicaba su entusiasmo desde Cochabamba. Murió a los pocos días de llegar, apuñalada en un robo.
Una canción y fotos recuerdan a la joven misionera polaca asesinada en 2017 en Bolivia
Diego Bedoya, de 35 años, religioso colombiano de Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca
Asesinado con golpes y arma blanca en un robo el 10 de abril en su despacho en La Victoria, Venezuela
Era responsable de la “Casa Hogar” en La Victoria, en el estado de Aragua, en Venezuela. Fue encontrado muerto el lunes 10 de abril del 2017, a primera hora de la mañana, en su despacho, probablemente asesinado durante un robo, ya que en el cuello tenía una herida de arma blanca y había recibido golpes en el cuerpo. Era un colombiano que llevaba 15 años en Venezuela. En la casa cuidaban ancianos y niños discapacitados. Los ladrones se llevaron alimentos, algunos ordenadores y objetos de valor.
Diego Bedoya, franciscano de la Cruz Blanca, asesinado a los 35 años
Diomer Eliver Chavarría Pérez, sacerdote colombiano asesinado cuando cumplía 31 años.
Crimen sin resolver. Llevaba 5 años de sacerdote y lo asesinaron el día de su cumpleaños, el 27 de julio, en la Parroquia de Raudal, en el pueblo de Puerto Valdivia, en el departamento de Antioquía (Colombia). El obispo de Santa Rosa de Osos dio gracias a Dios por el don de la vida sacerdotal “de este hijo y hermano, al servicio de la evangelización”, “sacrificado en el ejercicio de su misión”.
El padre Diomer fue sacerdote 5 años antes de ser asesinado en Puerto Valdivia
Joseph Naga, de 56 años, John Manye, de 38 años, y el aprendiz de catequista Patrick, de 27 años. Asesinados con bombas en atentado suicida de Boko Haram en Nigeria.
Servían como catequistas a los refugiados nigerianos repatriados desde Camerún, en el campo de Minawao, en Pulka, en el noreste de Nigeria, diócesis de Maiduguri. El 11 de diciembre este atentado suicida de los yihadistas de Boko Haram, con un cinturón-bomba, mató a 10 personas, incluyéndoles a ellos.
Ricardo Luna, argentino, laico comprometido, de 29 años
Asesinado de un disparo en la cabeza, probablemente por jóvenes pandilleros
Era guardián de la parroquia de la Virgen Inmaculada, del colegio y del centro anexo, en el barrio de Villa Soldati, en Buenos Aires (Argentina). Fue asesinado el 23 de agosto de 2017 con un disparo en la cabeza. Se sospecha que los perpetradores del crimen fueron una pandilla de adolescentes que habían amenazado con matarlo unos días antes del homicidio, porque en varias ocasiones les habían impedido realizar robos. Lo mataron sin robarle nada. Ricardo, que realizaba este trabajo desde hacia cuatro años, era una persona amada y respetada en la parroquia. Estaba casado y tenía tres hijos.
Entusiasmo misionero
La agencia Fides dice de estos jóvenes y de todos los misioneros: “salieron para ir al encuentro de los demás, especialmente de los más despreciados, abandonados, olvidados, sin pensar en que estaban sacrificando una vida cómoda y en algunos casos rica, felices de dar la vida “para ofrecer a todos la vida de Jesucristo”. No permitieron que les robaran ese “entusiasmo misionero” que les había empujado a salir en el nombre del Señor y que los jóvenes de hoy están llamados a recoger, como herencia preciosa de la sangre derramada por sus coetáneos, que continúa dando vida a la Iglesia de Cristo en el tercer milenio".
/ReL 07 octubre 2018