domingo, 5 de noviembre de 2017

Grupos de laicos realizaron desagravios por "conmemoraciones" de la Reforma en Buenos Aires



por  Mª Virginia Olivera de Gristelli

  “Con quienes propagan herejías contra la religión católica, hay que ser fuertes y no permitir que se les apoye ni se les alabe porque el mal que pueden hacer es muy grande.


    Caridad es gritar que viene el lobo, para que no logre matar a las ovejas” (San Francisco de Sales)

Concertados sobre todo a través de las redes sociales, unos puñados de laicos se hicieron presentes en la Catedral de San Isidro y en la de Lomas de Zamora para manifestar su rechazo a la “Conmemoración/celebración” de las bondades (sic) de la Revolución Protestante por parte de la Jerarquía.

Pensamos que es hora de hacer más caso al “santo doctor de la dulzura” que citamos en el acápite, y que las ovejas se empiecen a defender de los lobos, cuando ven que sus pastores duermen o que incluso las aderezan para darle a aquellos un sabroso banquete…

De la Catedral de San Isidro,  se puede ver completo el video   en la página de Facebook de Pulso Cristiano , en donde aproximadamente desde el minuto 4.10, se ve y oye a los católicos que ingresan tras la cita que una “pastora” hace desde el ambón donde cada domingo se proclama la Palabra de Dios, precisamente de Martín Lutero, como autoridad para interpretar la parábola de la Vid (sic!). Luego de su ingreso, la “pastora” retoma el discurso con argumentos que -lamentablemente- ya se nos han hecho familiares desde la prédica “ecuménica” de Roma.

Los católicos -de todas las edades- colocaron además en varios sitios visibles de la Catedral un folleto cuya imagen reproducimos aquí al lado y que también entregaron en mano a los presentes.  El signo de unidad entre aquel grupo de fieles (algunos de los cuales se habían hecho presentes espontáneamente para el desagravio) fue el Santo Rosario, tras unos Vivas a Nuestra Señora religiosamente incorrectos, que provocaron la perplejidad de los asistentes:

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También se reunió un grupo ante la escalinata de la Catedral Metropolitana respondiendo la convocatoria que reprodujimos en el post anterior, aunque allí  ya se había hecho la “conmemoración” el 15 de septiembre, y el Rosario en reparación se realizó frente al templo ya cerrado. Según relata en su blog uno de los jóvenes asistentes,

    “seguramente muchos de los presentes se sintieron espiritualmente hermanados con los católicos que –un par de días antes, en Bélgica– se habían manifestado contrarios a la celebración conjunta, rezando el Rosario dentro de la Catedral de Bruselas (…).

    Finalizado un misterio y a punto de empezar el siguiente, se leyó una concisa y significativa reflexión, que tenía por objeto alertar y denunciar acerca de la escandalosa conmemoración conjunta –por parte de la Santa Sede y la Federación Luterana Mundial– de los 500 años de la Reforma Protestante, a quien los organizadores del desagravio no temieron calificar como Revolución.

     (…)Santiago, uno de los asistentes que conversó con este periodista, sentenció con exactitud: “Lo que está pasando en estos momentos es absurdo. Es como celebrar que te acaban de cortar un brazo”.

La Salve Regina, coronó el Santo Rosario en el que también se rogó por las benditas almas del Purgatorio -completamente ausentes en el diálogo ecuménico..- y no faltaron los fervorosos ¡Viva Cristo Rey! y ¡Viva María Reina!, tras lo cual se renovó la consagración del género humano a Nuestra Señora que dos veces realizara el papa Pío XII, y una significativa Oración a Cristo Rey:

    Señor nuestro Jesucristo, Rey de las Naciones y de los corazones, Dios que todo lo creaste, lo redimiste, y has hecho a nuestro pueblo cristiano; mira con ojos benévolos a tus hijos consagrados a Tu Santísima Madre y Reina y escucha a los que quieren volver a Ti.
    ¡Oh Rey! Cristianos hemos nacido, y cristianos queremos ser, en tu única y verdadera Iglesia Católica.

    Atiéndenos, Señor, en esta jornada aciaga, y, si está en Tu Santísima Voluntad, aparta de nosotros este cáliz de amargura devolviendo la unidad en la Fe verdadera a tu Iglesia y abreviando la apostasía que arrastra a tantas almas a la confusión, debilitando su fe o prefiriendo la traición a la Tradición.

    Danos, Señor, pastores firmes y valientes, que sostengan a los fieles en la verdad, sin ceder a componendas con el mundo, al respeto humano o a las fuertes pasiones personales.

    Que tu Madre, Reina nuestra, Conductora y Vencedora en la Lucha Final, aplaste la cabeza del enemigo que avanza extendiendo su Poder Internacional. Que San Miguel Arcángel, príncipe de la milicia celestial, aparte la perfidia sionista, el terror comunista y la siniestra masonería que combaten contra Ti.

    Aniquilen Tus Arcángeles a las Sectas Invasoras, y guarden a la juventud y a las familias católicas de la corrupción mental y moral.

    Pero no se haga nuestra voluntad, sino la Tuya; y si prefieres para nosotros la noche oscura de esta gran tribulación, te pedimos, Rey de Reyes, no permitas que tu pueblo sea traidor.  Antes prepáranos y danos el triunfar en el martirio, para la Gloria de Tu Divina Majestad, en reparación por tanta historia laica, y para que, bajo el Manto de la Virgen Soberana, te adoremos en la Patria Eterna, con los que lucharon por Ti. Amén.

 Finalmente, con la caída de las primeras sombras de la noche, remedando el gesto del heresiarca Lutero, -quien hace cinco siglos clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia del Palacio de
Wittenberg-, y siguiendo el ejemplo de sus hermanos valencianos, dejaron  pegadas sobre la puerta de la Catedral unas páginas como “recordatorio” de los dogmas católicos “que han de ser creídos en su totalidad por todo el número de los fieles según el numeral 750 del Código de Derecho Canónico, aún vigente”,


manifestando que
“Quienes hoy nos hemos hecho presentes aquí, y en nombre de muchos hermanos nuestros que nos acompañan espiritualmente, pedimos respetuosamente a nuestros pastores que cumplan fielmente con su sagrada misión de fortalecernos y alimentarnos con la Verdad revelada y no cedan a las doctrinas impías que el demonio, el mundo y el respeto humano les sugiere, traicionando así nuestras almas, confiadas a su cuidado y a Nuestro Señor, que los ha elegido desde toda la eternidad.

    Como testimonio de nuestra adhesión a la Fe de la Iglesia, y en repudio del nefasto aniversario de la Revolución Protestante, que tantas y tan perdurables huellas envenenadas ha dejado a su paso, recordamos y creemos firmemente las verdades que seguidamente se enumeran y que dejamos aquí, simbólicamente.”

Antes de la despedida, se invocó también la protección de San Ignacio, Santa Teresa y los mártires de la Reforma, que seguramente los acompañaron durante ese anochecer.

Tal vez algunos echen de menos un número mayor de fieles en estos desagravios, como  cuando el católico medio tenía bien presente que la fe es un tesoro que hay que defender, porque por eso formamos la Iglesia Militante.

Pero hay que tener entonces en cuenta, por una parte, el Pequeño Resto que permanecerá fiel…y pedir la gracia inmensa de formar parte de él, sin importar el número. Por otra parte, es necesario tener presente que en tiempos de catacumbas, ningún cristiano está solo. Somos todavía varios miles alrededor del mundo, sin duda, y toca ahora –imperiosamente, en atención a los más débiles- comunicar los focos de resistencia entre sí, para alentarnos, consolarnos, fortalecernos y prepararnos para la más dura persecución que ya llegará: la de aquellos que “estaban entre nosotros, pero no eran de los nuestros"… Pidamos la gracia de no bajar los brazos ante el cansancio con el que cuentan ellos, para seguir avanzando y corrompiendo.

El manto de Nuestra Señora es nuestra bandera, y ya sabemos que Ella sola ha triunfado de todas las herejías.  Nos lo ha prometido nuestra Madre, que es Reina de los corazones, y de todo el universo: “¡Mi Corazón Inmaculado trinfará!” y su trinfo es inseparable del de Cristo Rey.

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InfoCatólica. Blog: Caritas in veritate  (el 2.11.17)