lunes, 21 de julio de 2014

Expulsar rápido a los niños migrantes que viajan solos a Estados Unidos, pide la mayor parte de la población.

por Jaime Septién
El manejo de la crisis migratoria propina un duro revés a Barack Obama.
La crisis de las niñas, niños y adolescentes centroamericanos viajando solos a Estados Unidos, ha creado una situación de psicosis en la frontera sur de ese país, al mismo tiempo que está pautando el camino de las elecciones intermedias y de la sucesión presidencial de los próximos meses y el próximo año.
Por lo pronto, 53 por ciento de los estadounidenses opina que el proceso de deportación de los menores migrantes centroamericanos que entran ilegalmente al país “debe acelerarse”, aunque esto implique que niños que sí cumplen los requisitos para solicitar asilo sean expulsados.
El tema deja de ser de justicia y humanidad para con los menores que vienen perseguidos por la pobreza y por las pandillas, y se convierte, para ese 53 por ciento, en un tema de seguridad nacional o, al menos, en un tema de carácter jurídico migratorio.
La encuesta fue dada a conocer este fin de semana por el Centro de Investigaciones Pew y se trata de una encuesta nacional realizada entre el 8 y el 14 de julio.  Ahí se señala que 39 por ciento de la población apoya mantener la política migratoria actual, a pesar de que el proceso de expulsión de los menores no mexicanos puede llevar tiempo, y que, en muchos casos, éstos se quedan con familiares en Estados Unidos mientras un juez decide su situación.
Hay que recordar que una ley firmada en 2008 por el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, da protección, por razones humanitarias, a las niñas, los niños y adolescentes viajando solos a Estados Unidos, siempre y cuando no sean éstos de países contiguos a la Unión Americana, lo que descarta a los menores de edad de México y, lejanamente, a Canadá, para acogerse a este apoyo federal
La ley promulgada firmada por George W. Bush establece que los menores migrantes detenidos que no sean mexicanos y que viajan solos deben ser transferidos a un albergue en un plazo de 72 horas, y de ser posible, puestos bajo la custodia de un familiar en espera de su comparecencia ante un juez de migración.
Acelerar la deportación y mirar para otro lado
Según el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, el gobierno de Barack Obama apoya la posibilidad de cambiar dicha ley para tratar a los menores procedentes de Centroamérica, en su mayoría de Guatemala, Honduras y El Salvador, de forma similar a los niños mexicanos que sí pueden ser deportados poco después de su entrada irregular al país.
La encuesta señala lo que es obvio, dado el acendrado nacionalismo de los republicanos, mismo que ha hecho que sus representantes en la Cámara detengan las iniciativas de ley para cambiar el actual marco migratorio de Estados Unidos, rechazando un proceso menos acelerado de expulsión de menores de edad.
El 60 por ciento de quienes simpatizan con el Partido Republicano pidieron que se acelerara la deportación por 46 por ciento de los demócratas, aunque 47 por ciento de los demócratas estén de acuerdo en que se mantenga la ley vigente de 2008, promulgada por el republicano Bush.
Obama sigue siendo criticado por ambos bandos, los republicanos por su lentitud en el proceso de deportación, los demócratas, sobre todo los votantes hispanos, por no haber cumplido, ni en este proceso ni en lo que va de sus dos administraciones al frente de la Casa Blanca, con una reforma migratoria integral, lo que podría costar mucho –electoralmente hablando—al partido del actual presidente.
Una de las medidas más criticadas es la petición de Obama de 3 mil 700 millones de dólares al Congreso para incrementar la detención, el cuidado y el transporte de los menores que cruzan ilegalmente la frontera sur del país.
La calificación de los ciudadanos al mandatario por su manejo de la crisis ha sido muy baja y, en general, Obama se ha convertido –por el problema migratorio y por muchas otras razones locales y de política exterior—en presidente de Estados Unidos con más bajo índice de popularidad.
En lo que respecta al manejo de la crisis de la frontera con México, apenas 28 por ciento de los encuestados aprobaron la forma en que la Casa Blanca está afrontando la situación que el propio Obama calificó como “una situación de emergencia humanitaria”, mientras que el doble, un 56 por ciento, la desaprueba.
“Esta es una de las calificaciones más bajas de Obama en el manejo de cualquier asunto desde que asumió la presidencia”, resaltó el Pew quien mantiene una vigilancia permanente en lo que respecta a estudios sobre el tema hispano a través de encuestas, sondeos y análisis de la realidad y del rostro cambiante de Estados Unidos a partir de la migración.

ALETEIA (20/7/14)