martes, 15 de abril de 2014

La comunión fraterna con los enfermos nos abre a la verdadera belleza de la vida humana: el Papa a cirujanos y oncólogos

(RV).- El Santo Padre recibió esta mañana en el Vaticano a los participantes al Congreso de la Sociedad Italiana de Cirugía Oncológica, patrocinado por la Universidad La Sapienza de Roma y el Hospital de San Andrés. “La verdadera salud es curar a los enfermos integralmente en el cuerpo y en espíritu”, dijo el Pontífice. “Solamente Cristo da sentido al escándalo del dolor de los inocentes”. 


Texto completo del discurso del Papa


Queridos hermanos y hermanas: 

les doy la bienvenida a todos ustedes, que participan en el Congreso de la Sociedad Italiana de Cirugía Oncológica, patrocinado por la Universidad La Sapienza de Roma y el Hospital de San Andrés. Recibiéndoles, pienso en todos los hombres y mujeres que ustedes curan y rezo por ellos.


La investigación científica ha multiplicado las posibilidades de prevención y cura, ha descubierto terapias para el tratamiento de muchas enfermedades diferentes. También ustedes trabajan para ello: un compromiso de alto valor, para responder a las expectativas y a las esperanzas de muchos pacientes en todo el mundo



Pero para que se pueda hablar de plena salud, es necesario no perder de vista que la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, es una unidad de cuerpo y espíritu. Estos dos elementos se pueden distinguir, pero no separar, porque la persona es una. Así que incluso la enfermedad, la experiencia del dolor y el sufrimiento, no sólo afectan la dimensión del cuerpo, sino al hombre en su totalidad. De ahí la necesidad de una atención integral que tenga en cuenta toda la persona y que, a la atención médica, vaya también unido el apoyo humano, psicológico y social, la dirección espiritual y el apoyo a los familiares de la paciente. Por lo tanto, es esencial que los agentes de la salud "estén guiados por una visión integralmente humana de la enfermedad y den asimismo un enfoque plenamente humano al paciente que sufre" (Juan Pablo II, Motu Proprio Dolentium hominum, 11 de febrero de 1985).



La comunión fraterna con los enfermos nos abre a la verdadera belleza de la vida humana, que también incluye su fragilidad, para que podamos reconocer la dignidad y el valor de cada ser humano, sea cual sea su condición, desde la concepción hasta la muerte. 



Queridos amigos, mañana comienza la Semana Santa, que culmina en el Triduo de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Aquí el sufrimiento humano fue asumido hasta el fondo y redimido por Dios. Por Dios-Amor. Sólo Cristo da sentido al escándalo del sufrimiento del dolor de los inocentes. A Él, crucificado y resucitado, también ustedes pueden mirar siempre en el cumplimiento de su trabajo diario. Y al pie de la Cruz de Jesús encontramos también la Madre de los Dolores. Ella es la Madre de toda la humanidad, y siempre está cerca de sus hijos enfermos y enfermos. Si nuestra fe vacila, la suya no. María les sostenga también a ustedes y a su compromiso de investigación y de acción. Gracias.