Por Patricio J. López Díaz Valentín - DNI 25.291.283.
El pasado martes 9 de octubre en Los Andes, en “Blanco Móvil”, salió publicada una nota de opinión de Laura Fiochetta titulada “Mirar para otro lado”.
Como abogado y miembro de instituciones pro-vida como la Red de Familias Mendocinas y del Centro de Bioética Persona y Familia me veo obligado a hacer algunas consideraciones ante las inexactitudes en que incurre la periodista.
La más importante es que las provincias deben aprobar los protocolos a los que la Corte Suprema de Justicia exhortó en el fallo del 13 de marzo del presente año.
Eso es mirar para otro lado, ya que implica no querer ver, no querer estudiar el sistema jurídico constitucional que nos rige, el que claramente determina que los fallos son obligatorios para las partes, y que la exhortación de la Corte no obliga ni a las Legislaturas ni a los Ejecutivos provinciales a adherir a él.
Mirar para otro lado es no decir que dicho fallo claramente tuvo la intención de querer introducir por la puerta trasera el aborto en la Argentina, ya que se expidió en abstracto, es decir, cuando ya se había ejecutado al niño por nacer.
Mirar para otro lado es no decir que en un aborto, punible o no punible, clandestino o no, están en juego dos vidas, y no una.
Mirar para otro lado es no tener en cuenta lo que la ciencia médica nos dice: que hay un ser humano único e irrepetible desde la concepción, así se ha expresado recientemente la Academia Nacional de Medicina.
Mirar para otro lado es no tener en cuenta las gravísimas consecuencias que un aborto le produce a la madre; hay innumerables estudios científicos que demuestran que una mujer que ha abortado, clandestinamente o no, legalmente o no, tiene mayor probabilidad de tener tendencias suicidas, mayor probabilidad de cáncer de mama, mayor probabilidad de quedar estéril, etc.
Mirar para otro lado es cuando se habla de embarazos por violación y sólo se exige una declaración jurada de los representantes, como ocurre con el fallo de la Corte; no se da una solución al problema real de la violación intrafamiliar, pues según las estadísticas de la Asociación de Ayuda a las Víctimas de Violación (Avivi), el 80% de las violaciones son casos intrafamiliares. Al exigir sólo una declaración jurada, se deja impune al violador y la mujer vuelve a las condiciones de sometimiento.
Tengo muchos más ‘mirar para el otro lado’ pero creo que estos han sido suficientes.
Edición Impresa: viernes, 02 de noviembre de 2012
Fuente: Los Andes (Mendoza)