viernes, 25 de octubre de 2013

El “poder” del bikini

Jessica Rey, la ex-Power Ranger que predica la modestia y la castidad expone y defiende sus ideas sobre la moda.










Jessica Rey, la Power Ranger católica que predica la modestia y la castidadJessica Rey hace gala de unas convicciones católicas profundas, y recorre Estados Unidos predicando la castidad en todas sus formas, incluida la moda. De hecho está escribiendo un libro sobre ese tema titulado Decent Exposure (literalmente, «exposición decente»). Tras lanzar su linea de trajes de baño expone sus ideas sobre la elegancia femenina:


El “poder” del bikini


Estoy segura de que todos han escuchado esa canción antes –”Era un bikini amarillo de lunares pequeñito, diminuto, chiquitito, que ella usó por primera vez hoy”– y pido disculpas si se queda pegada dentro de sus cabezas por el resto del día. Pero me pregunto si han prestado atención a la letra, porque personalmente, hasta hace unas semanas yo no lo había hecho. Por eso, ahora quiero compartir parte de ella con ustedes.  La primera parte dice:
Ella tenía miedo de salir del vestuario; Ella estaba demasiado nerviosa;Tenía miedo de salir del vestuario; Temía que alguien la note;
La canción continúa contando cómo se sentía nerviosa de salir de los vestidores, por lo que se cubría con una manta, y luego cómo tenía miedo de salir del agua por lo que se comienza a poner azul. ¿Por qué ésta mujer temía tanto?
Bikini es el nombre de un atolón en las islas Marshall, en el Océano Pacífico, donde Estados Unidos hacían pruebas con bombas nucleares.La canción salió en 1960, catorce años después de que el bikini fuera inventado en Francia. El ingeniero francés Louis Réard inventó el bikini [ndr.: nótese que fue un hombre], trabajaba en la tienda de lencería de su madre, y lo llamó así por el lugar en el que la bomba atómica estaba siendo probada ese mismo año: el atolón Bikini.


Antes de que Réard inventara ésta prenda, las mujeres usaban trajes de baño de una pieza; o si eran trajes de baño de dos piezas, eran muy modestos, mostraban muy poco abdomen y siempre cubrían el ombligo. Antes de esto, a comienzos del siglo, las mujeres se vestían con ropas de baño voluminosas y usaban algo que llamaban “máquinas de baño”, bikini-originsque eran unas casetas rodantes de madera o lona de seis por seis por seis pies. Las mujeres entraban usando su ropa normal, y una vez dentro, se ponían los trajes de baño, y éstas cabañas eran jaladas por caballos o personas hasta llegar a la orilla y luego las mujeres entraban de frente al agua, para que así nadie las viera en su traje de baño.
Desde ese entonces mucho ha cambiado: de usar prácticamente unas “casas” de 36 pies cuadrados hemos pasado a usar unas 36 pulgadas de tela. Si hoy vamos a la playa, parece que todos usan bikinis.  Pero al comienzo no fue tan popular en los Estados Unidos. Era visto como una prenda sospechosa, preferida por chicas mediterráneas y libertinas. En 1967 la revista “Modern Girl” [Chica moderna] dijo que no era necesario en lo más mínimo gastar palabras hablando sobre el llamado bikini porque ninguna chica con discreción y decencia usaría algo así; y un escritor describió al bikini como un traje de baño de dos piezas, que revela todo sobre una chica, excepto el apellido de soltera de su madre.
Había guardias en las playas que medían los trajes de baño y las mujeres que usaban bikinis eran definitivamente expulsadas de allí. Esto puede explicar por qué la chica de aquella canción tenía tanto miedo de salir del agua. Pero, con la década de los 60s llegó la revolución sexual, los movimientos feministas y la popularidad del bikini ascendió muy rápido, al punto que ya ninguna mujer tenía miedo de usar uno de ellos, y en el año 1965 una mujer declaró a la revista Times que era algo casi aburrido el no usarlos.
Sólo el año pasado se gastó un total de 8 billones de dólares en bikinis.
La popularidad del  bikini ha sido atribuida al poder de las mujeres, no al poder de la moda. Y en el New York Times, un reportero llamó al bikini como el equivalente milenario del Power Suit.
Me gustaría tomar unos minutos para analizar éste llamado “poder” que usar un bikini nos da. Pocos años atrás, estudiantes varones  de la universidad de Princeton participaron en estudios sobre cómo el cerebro masculino reacciona al ver a personas en diferentes cantidades de ropa. Los encefalogramas revelan que cuando a los hombres se les muestra imágenes de mujeres escasamente vestidas, la región del cerebro asociada a las herramientas, como destornilladores y martillos, se activaba.Algunos hombres mostraron cero actividad cerebral en la corteza prefrontal media, que es la parte del cerebro que se activa cuando alguien piensa en los sentimientos e intenciones de otra persona. Los investigadores se sorprendieron porque casi nunca se ve ésta parte del cerebro apagada de esa manera, incluso un profesor de Princeton dijo que es como si estuvieran reaccionando ante éstas mujeres como si ellas no fueran completamente humanas, así también sigue la idea de que ellos responden a éstas imágenes como si estuvieran respondiendo a objetos, no a personas.
En otro estudio de Princeton, cuando los hombres veían fotos de mujeres en bikinis, usualmente lo asociaban con verbos activos en primera persona, como “Yo empujo”, “Yo agarro”, ”Yo manejo”; pero cuando se les mostraba fotos de mujeres vestidas modestamente, asociaban a verbos activos en tercera persona, como “Ella empuja”, “Ella maneja”. Analistas de National Geographicconcluyeron que
los bikinis sí inspiran a los hombres a ver a las mujeres como objetos, como algo para usar, en lugar de algo con lo que puedan conectar. Entonces, parece que usar bikinis sí da poder a la mujer, el poder de apagar la habilidad de los hombres de verla como una persona y verla en cambio como un objeto.
Este, de hecho, no es el tipo de poder que las mujeres estaban buscando, el poder de ser vista como una igual, como alguien al control y de ser tomada en serio. El poder que buscaban es más alcanzable cuando se visten modestamente.
Pero ahora viene el problema de la modestia. La sola palabra “modestia” es vista con cierto desdén, especialmente entre los jóvenes de secundaria. Recuerdo hablar frente a un grupo de adolescentes en Nueva York, y cuando mencioné “modestia”, una chica gritó desde atrás “¡¿Y cómo se supone que me debo vestir, como una abuela?!”, y… me asusté… pero tengo que admitir que yo también pensaba así cuando empecé a aprender sobre la modestia, pensé “tengo que estar desaliñada y fuera de la moda” y me imaginaba a mí misma usando vestidos como éste, sentada sola en mi sala, nunca más saliendo a alguna cita y nunca casándome. Y me sentí particularmente frustrada cuando fui a comprar un traje de baño, después de haber decidido nunca más usar bikini, porque todo lo que encontraba eran cosas que mi abuela usaría, en lugar de sentirme desalentada, decidí hacer algo para solucionar el problema y diseñé mi propia empresa de trajes de baño.
Mi meta es desmentir la creencia popular de que cuando se habla de ropa de baño, “menos es más”, y demostrar que una se puede vestir modestamente sin sacrificar la moda. La inspiración para mi línea de trajes de baño es Audrey Hepburn, quien es atemporal y clásica y siempre se ha vestido de manera modesta. No creo que alguna persona piense en Audrey Hepburn y piense en una mujer “desaliñada y fuera de la moda”.
Estos son algunos de mis diseños y mi eslogan es: “¿Quién dice que tiene que ser pequeñito?”, bueno para responder esa pregunta, si vemos a la sociedad actual, todo el mundo nos dice que tiene que ser pequeñito: los diseñadores de moda, los medios de comunicación y, aceptémoslo, a veces los mismos padres: las niñas no estarían corriendo en ropa interior sexy y bikinis reveladores si no fuera porque los padres les compran esa ropa.
Yo creo que esa mujer tenía mucho miedo de salir del agua porque tenía un sentido natural de la modestia, que ha sido desvestida por la cultura de hoy, y necesitamos traerla de vuelta. He dedicado mucho de mi tiempo, he viajado por todo el país hablando a las chicas sobre esto, acabo de escribir un libro llamado “Decent exposure” [Exposición decente] sobre el tema; y, necesitamos enseñarle a las chicas que la modestia no es cubrir nuestros cuerpos porque son malos, la modestia no es ocultarnos, sino revelar nuestra dignidad. Fuimos hechas hermosas, a Su imagen y semejanza. La pregunta con la que me gustaría dejarlos es:
¿Cómo vas a usar tu belleza?


Fuente: REL,OpciónV