El arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, expresó las objeciones de la Iglesia a cuestiones vitales como la familia, el matrimonio, la procreación asistida, el alquiler de vientres y el inicio de la vida, incluidas en la iniciativa oficial para reformar el Código Civil.
Lo hizo al exponer ante la Comisión Bicameral del Congreso de la Nación creada con ese objetivo y en el marco de la primera audiencia pública en el interior del país. El prelado advirtió que “cuando no se legisla respetando la dignidad personal, se corre el riesgo de caer en graves violaciones de derechos humanos” y sostuvo que en la iniciativa “se proponen algunos textos que podrían significar graves violaciones a derechos fundamentales de la persona humana y la familia”. Frente a estos cambios, invitó “muy especialmente al Congreso Nacional a reflexionar sobre el fundamento mismo del Código Civil y adoptar decisiones valientes en resguardo de la dignidad humana y de la protección integral de la familia”. El arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, expresó las objeciones de la Iglesia a cuestiones vitales como la familia, el matrimonio y el inicio de la vida, incluidas en la iniciativa oficial para reformar el Código Civil. Lo hizo al exponer ante la Comisión Bicameral del Congreso de la Nación creada con ese objetivo y en el marco de la primera audiencia pública en el interior del país.
El prelado hizo un llamado a reflexionar sobre la necesidad de legislar “teniendo en mira los valores humanos básicos, que atraviesan a todas las civilizaciones, y que responden a la verdad última sobre la persona, la familia, la sociedad y el Estado”.
“Justamente, cuando no se legisla respetando la dignidad personal, se corre el riesgo de caer en graves violaciones de derechos humanos”, aseveró.
El arzobispo tucumano sostuvo que “los puntos de preocupación señalados permiten advertir que la cuestión del fundamento de las decisiones legislativas es decisiva y que en el proyecto que está en estudio se proponen algunos textos que podrían significar graves violaciones a derechos fundamentales de la persona humana y la familia”.
“Si entendemos al Código como el fruto de un acto legislativo sin otra referencia que la voluntad soberana del legislador, entonces se pretenderá justificar que algunos seres humanos no sean considerados personas. Nosotros sostenemos, en cambio, que todo ser humano es persona y que no puede el legislador acomodar la noción civil de persona en función de intereses determinados”, diferenció.
“Tampoco es justo para los niños que se acomode su derecho a la identidad en función a los deseos de los adultos. O bien que se vacíe de contenido al matrimonio para legitimar estilos de vida que no respetan principios tan elementales como la fidelidad en las relaciones conyugales”, señaló.
Por eso, monseñor Zecca invitó “muy especialmente al Congreso Nacional a reflexionar sobre el fundamento mismo del Código Civil y adoptar decisiones valientes en resguardo de la dignidad humana y de la protección integral de la familia”.
Los puntos centrales de la exposición fueron:
1. El modelo de familia proyectado por estas normas expresa una tendencia individualista y se opone a valores sociales fundamentales, como la estabilidad, el compromiso por el otro, el don sincero de sí, la fidelidad, el respeto a la vida propia y ajena, los deberes de los padres y los derechos de los niños.
2. Si se aprueba sin modificaciones este proyecto, particularmente el artículo 19, algunos seres humanos en gestación no tendrán derecho a ser llamados “personas”, ya que se niega a los embriones humanos no implantados la personalidad. Ello sería un claro retroceso, aún en relación a su estatuto actual. De sancionarse el código, se podrían generar nuevas formas de explotación, manipulación y comercialización de la vida humana en sus primeras fases de desarrollo.
3. La maternidad y la paternidad quedarán desfiguradas con la denominada “voluntad procreacional”, que impone a la transmisión de la vida humana una lógica biotecnológica. Aquí queremos llamar la atención sobre la particular gravedad que significa la legalización del “alquiler de vientres” que cosifica a la mujer y a su hijo, y también sobre la fecundación post-mortem, que engendra niños deliberadamente huérfanos.
4. Igualmente, se discriminará en su derecho a la identidad a quienes sean concebidos por fecundación artificial, porque verán deliberadamente disociados los estratos de su identidad personal.
5. Los cónyuges que se unan en matrimonio, no tendrán obligación jurídica de fidelidad ni tampoco de convivir bajo un mismo techo; los lazos afectivos matrimoniales quedarán debilitados y desvalorizados. Estamos convencidos que estos cambios no obedecen a reales necesidades sociales ni expresan esos valores humanos fundamentales que reflejan civilizaciones enteras a lo largo de los siglos.
Foto: Mons. Zecca saluda a legisladores antes de exponer. San Miguel de Tucumán (AICA)
FUENTE: AICA