martes, 5 de junio de 2012

Oleada de conversiones en China. Los misioneros clandestinos en China

por Javier Lozano

Casi veinte años en prisión. Este es el tiempo que el régimen comunista chino mantuvo en prisión al  sacerdote Ermenegildo Li Yi  cuyo mal era ser enemigo del sistema.

Desde 1966 hasta 1985 estuvo encerrado. Sin embargo, su estancia en las duras cárceles de la China continental no menguó su ánimo y su vocación y tras recuperar la libertad siguió desempeñando su ministerio. Su constancia y valor para seguir desafiando a ese régimen que le privó de la libertad durante una buena parte de su vida le valió para ser elegido como sucesor de los Apóstoles y fue ordenado obispo en 1998 por Juan Pablo II. Fue elegido pastor de la Diócesis de Changzhi, una tierra con pocos católicos pero que muestra la realidad de un país que a pesar de su aparente aperturismo económico sigue cercenando los derechos de sus ciudadanos y donde la libertad religiosa es sólo una apariencia. El 24 de mayo, el obispo franciscano Ermenegildo Li Yi moría a la edad de 88 años. Prelado de una diócesis con apenas 50.000 católicos, cincuenta sacerdotes y 60 iglesias, sus fieles le recuerdan ya como un pastor vigilante y que cuidó de ellos en todas las circunstancias. 
 Tal y como recoge la agencia Fides, en 2003 cuando celebró su 80 cumpleaños y el 50 aniversario de su ordenación, monseñor Li Yi escribía: "He caminado durante ochenta años entre vicisitudes. Al atardecer de la vida he sido nombrado pastor de Lu'an. Ya no tengo ambiciones en lo más profundo del corazón, Salvo el poseer la luz Divina como guía en mi camino. No tengo nada para agradecer la inmensa gracia recibida, Soy un anciano débil, pero lleno de valor, Con mis fuerzas, afrontaré humillaciones y privaciones. Aunque no soy digno, haré todo con corazón sincero". 
 El drama de obispos y sacerdotes 
Sin embargo, el caso de este obispo no es único en China. Han sido varios los obispos encarcelados y desaparecidos durante las décadas en los que ha regido el Partido Comunista en China. Un caso similar se produjo por ejemplo hace dos años cuando falleció otro obispo, monseñor Raimondo Wang Chonglin, obispo emérito de Chaohsien, que pasó otros 20 años en la cárcel. Concretamente de 1957 a 1977. Y fue en 1983 cuando recibió la ordenación episcopal. Pero su ministerio como obispo tampoco fue sencillo y el régimen le llegó a prohibir ejercer. Como este existen numerosos casos y no sólo de obispos. La entrega de estos católicos, sus sufrimientos, sus años en prisión parecen ir dando sus frutos poco a poco pese a la presión de un régimen comunista que no respeta la libertad de culto y que pretende controlar a la Iglesia Católica mediante una especie de organismo oficial. 
 Los temores del régimen comunista 
 Pero lo cierto es que tan sólo en esta última Vigilia Pascual se produjeron más de 20.000 bautizos. Y gran parte de ellos eran de adultos conversos. Estos datos eran únicamente de algunas diócesis de las que se disponían datos y a ellos habría que sumar el resto de bautizos que se celebran durante todo el año. A pesar de ser pocos en número, algo más de 20 millones, la Iglesia Católica es temida y odiada por la dictadura china al resaltar el concepto de individuo dándole dignidad frente a una masa controlada por el Estado. De ahí su persecución a los cristianos. Un misionero clandestino que desempeña su labor en China lo contaba así: "el sistema tiene temor a la Iglesia, pues predica la dignidad y la verdad, mensajes que para el sistema son muy peligrosos pues el comunismo es de masa, arrollador, en el que uno no es nada. Las pocas gotas de agua que brotan son de la Iglesia Católica que recoge a los niños abandonados, en un país donde el aborto en tantos casos además de obligatorio es considerado normal". 

 Fuente: Libertad Digital Internacional, 4 de junio de 2012