Lo explica Allan Carlson, luterano y fundador del WCF. Este historiador protestante especializado en la Europa moderna alaba la firmeza de la Iglesia Católica y la sabiduría de la encíclica Humanae Vitae contra la anticoncepción y el aborto.
Está en Madrid en el Congreso Mundial de Familias y ve en el trabajo pro-familia una forma de avanzar en la unidad cristiana.
Allan C. Carlson es el fundador del Congreso Mundial de las Familias que se está celebrando de viernes a domingo en Madrid (www.congresomundial.es ).
Casado, con cuatro hijos, luterano conservador, especialista en Historia Moderna de Europa, Carlson es uno de los grandes teóricos del movimiento familiarista mundial y defiende el uso de la expresión "familia natural" para referirse "a la doctrina de las Naciones Unidas, en su artículo 16 de la Declaración de Derechos Humanos, donde afirma que es la unidad fundamental de la sociedad y que ha de ser protegida. La familia natural es una fuente de progreso humano. En este siglo XXI nuestro mayor problema será la despoblación y el envejecimiento, así que debemos celebrar la familia numerosa, pedir que los países las apoyen, y agradecer a las visiones religiosas que las favorecen. La familia natural es la fuente básica de renovación social".
Además, es una autoridad en un campo histórico muy poco estudiado: cómo la anticoncepción se aceptó en las Iglesias protestantes. Resumamos aquí esta historia a partir de su trabajo.
Hace 100 años, otro protestantismo
En 1908, los obispos anglicanos reunidos en su asamblea habitual en Lambeth, aún criticaban "con alarma la práctica creciente de la restricción artificial de la familia y llamamos a todos los cristianos a rechazar todos estos métodos artificiales, que desmoralizan el carácter y son hostiles al bienestar nacional".
Incluso en 1923 la revista oficial de los luteranos del Sínodo de Missouri, conservadores, decía que la Federación de Control de Natalidad de América ensuciaba "este país con lodo" y que la activista a favor del control natal Margaret Sanger era una "diablesa" (aún no lo sabían, pero fue la fundadora de la que hoy es la mayor patronal del aborto, la Planned Parenthood: millones de niños abortados cada año en todo el mundo en sus centros).
Para muchos protestantes conservadores, durante 4 siglos el modelo era el mismo Lutero: ex-monje casado con una ex-monja, tuvieron 6 hijos. Las estadísticas dicen que los clérigos anglicanos en 1874 tenían una media de 5 hijos vivos. Los pastores luteranos de Sínodo de Missouri en 1890 tenían 6,5 hijos cada uno.
Cuando el clero vive la tibieza
Pero en 1911, aún sin cambiar la doctrina, cambió la práctica: el censo demostró que los pastores anglicanos tenían menos hijos, apenas 2,3 de media, como señaló la muy contraceptiva Liga Maltusiana con regocijo. Durante 20 años el clero anglicano predicó contra la anticoncepción pero teniendo pocos hijos. Era poco convincente y creaba mala conciencia.
Y en 1930, en la Convención de Lambeth de la Iglesia Anglicana, se cambiaron siglos de tradición judeocristiana contra la anticoncepción, por 193 votos contra 67: la contracepción y los métodos artificiales eran ya aceptables.
Y en Estados Unidos entre los luteranos pasó lo mismo: los pastores no daban ejemplo, en 1920 tenían solo 3,7 hijos, que hoy puede parecer mucho pero era mucho menos de lo que la generación anterior veía como normal. En los años cuarenta, el importante teólogo luterano Albert Rehwinkel concluía que Lutero y su defensa de la natalidad, simplemente, estaban equivocados.
La mujer del pastor contra la ministra ordenada
En el sur de EEUU, los metodistas, baptistas y presbiterianos aún protestaron contra la tendencia anglicana de promover la anticoncepción hasta los años 60. Pero en la práctica muchos de sus pastores tenían pocos hijos. Y cuando en los años 60 y 70 empezaron a ordenarse pastoras y ministras en diversas iglesias protestantes, el papel de "la mujer del pastor" como madre modelo y cristiana esforzada quedó distorsionado ante esas nuevas mujeres líderes. Así que ellas mismas (las esposas de los pastores) miraron hacia la anticoncepción como una forma de competir con las pastoras y ministras ordenadas, ofreciendo también ellas disponibilidad... a costa de menos hijos (para servir al Señor, se decían).
Sólo grupos muy pequeños y aislacionistas como los amish, los huteritas y grupos menonitas y anabaptistas se negaron a asumir las prácticas anticonceptivas.
Para colmo, tampoco el protestantismo norteamericano supo reaccionar ni entender el sentido del aborto, que al final fue liberalizado en EEUU en 1973. Sólo a partir de 1975, desde la revista Christianity Today, empezó a organizarse la cultura pro-vida protestante. Y sólo en este nuevo milenio se está cuestionando la anticoncepción en algunas nuevas minorías evangélicas.
La historia de la anticoncepción entre los protestantes tiene también una dimensión anti-católica y anti-inmigración, según nos explicaba el mismo Allan Carlson.
Tener hijos ¡es papista!
"El lobby antinatalista usó técnicas de "divide y vencerás" contra los cristianos, aprovechando cierto anticatolicismo en una época, los años 30, en que llegaban muchos inmigrantes. Margaret Sanger, la fundadora del lobby Planned Parenthood, necesitaba que al menos algunos cristianos estuviesen a favor del control de población. Así que dijo que las leyes que limitaban la anticoncepción eran "papistas", algo absurdo, porque las habían establecido políticos protestantes", explica el historiador.
"Sanger no tuvo éxito entre los católicos, pero había algunos protestantes partidarios de la eugenesia, de mejorar la raza humana. Hoy parece una idea de locos, pero muchos creían entonces que fomentando una raza mejorada Cristo volvería antes. Sanger logró éxitos, atraer cristianos, mezclando eugenesia y una corriente anti-emigrante. Muchos inmigrantes eran irlandeses o polacos o italianos", añade.
En esta historia triste, la firmeza de la doctrina católica es un punto luminoso.
"No imiten a las iglesias liberales"
"Yo soy luterano conservador", especifica Carlson. "Muchos protestantes conservadores creemos que la Humanae Vitae de Pablo VI, en defensa de la vida, y la defensa que de ella hizo Juan Pablo II, están llenas de coraje. Quizá en el futuro veamos que esa encíclica y el papel de Juan Pablo II en su difusión fueron un punto que cambió la Historia de la humanidad. En vez de seguir a las iglesias protestantes liberales en el camino al desastre, la Iglesia Católica debe seguir la Humanae Vitae, y con orgullo. Miremos, por ejemplo, la Iglesia Anglicana, con anticoncepción desde hace más de 70 años y veamos la ruina en la que está. En Estados Unidos los episcopalianos están desapareciendo, son ya sólo un puñado de gente muy mayor".
Y es que la natalidad es clave en la sociología de las religiones.
La demografía importa
"Eric Kauffman es un sociólogo que ha analizado sobre todo grupos que hoy pueden parecer menores pero que crecen. Por ejemplo, los amish tradicionales en EEUU, que aún hablan alemán, eran solo quinientos en 1900. Hoy son trescientos mil. Los mormones son la religión que crece más rápido, en parte con conversos, pero sobre todo por su natalidad. ¡Los mormones eran marginales y ahora uno de ellos, Romney, puede ser presidente de Estados Unidos! Es conocido el caso de los judíos ultraortodoxos en Israel. En Egipto y Túnez los movimientos islamistas tienen más hijos y ahora influyen en política. Incluso en el protestantismo evangélico en EEUU hay un nuevo movimiento llamado "Quiverfull" (aljaba llena, o carcaj lleno) que rechaza la anticoncepción: los hijos son una riqueza, como flechas en la aljaba del arquero, dice la Biblia. Pero la pregunta es: ¿pueden las familias proteger a sus hijos del control y manipulación del Estado para que transmitan sus valores a la siguiente generación?"
Carlson cree que en la lucha pro-vida y pro-familia se crean sinergias que superan las divisiones entre comunidades religiosas y quizá apuntan a una mayor unidad futura.
Evangélicos que votan católico firme
"Como he dicho, hace apenas una década los mormones en EEUU eran vistos por los evangélicos y mucha gente como una secta y punto, y hoy muchos evangélicos y católicos trabajan con ellos en defensa de la vida y la familia y Romney puede llegar a presidente. Rick Santorum, siendo católico declarado, consiguió asombrosos éxitos entre el votante protestante, porque hablaba de temas prohibidos, políticamente incorrectos, como el control de la pornografía o la anticoncepción, que se supone que no se deben ni mencionar. Y pese a su poca financiación y campaña desordenada, consiguió atraer a mucha gente. Lo que vemos es que a los cristianos comprometidos les interesa más la acción y el trabajo conjunto en la plaza pública que las disputas teológicas sobre la Trinidad o los sacramentos, aunque sean temas importantes. Pero falta liderazgo para que haya más unidad".
Además, considera que "el Papado no es hoy lo mismo que hace 2 siglos. Y los ortodoxos, que eran un obstáculo para la unidad, ahora buscan aliados en Occidente en defensa de los valores cristianos y familiares. Quizá el sucesor de Benedicto XVI pueda ya visitar Rusia. Los ortodoxos rusos son cada vez más prácticos y ecuménicos y ellos arrastran a las otras iglesias ortodoxas. En su libro Kauffman sugiere para el futuro incluso un entendimiento entre cristianos, judíos y musulmanes conservadores, unidos frente a sus enemigos comunes: el secularismo y los frutos de la revolución sexual".
Actualizado 24 mayo 2012