lunes, 2 de enero de 2012

Muerte de un Inocente.



Con el aborto el camino será largo. Pero tenemos que cambiar si queremos seguir llamándonos seres humanos.

por FRANCISCO JOSÉ JURADO

Desde que hace ya más de cuatro años comenzase a escribir esta columna en ABC, cuando el 28 de diciembre asoma en el calendario tengo por costumbre dedicarle un artículo a una de las peores lacras que asolan nuestra sociedad: el aborto. Como ustedes saben, esa fecha tan inocente conmemora una matanza de niños, la misma que en este superprogresista siglo XXI sigue perpetrándose con total impunidad sin que apenas nadie alce la voz. Ahora no los pasan a cuchillo delante de sus madres. Ahora los trituran dentro del vientre, que es más fino y salpica menos.

Lo cierto es que, aunque la relajación moral de la sociedad frente al aborto sistemático no deja de sorprenderme (¡es tan fácil mirar para otro lado!), reconforta ver que hay un puñado de personas a quienes remueve la conciencia semejante número de asesinatos, pues nuestro país se ha convertido en el mayor abortorio de Europa, dada la facilidad para acabar con un feto. Y así, ese día 28, en la Plaza de Capuchinos de Córdoba —al igual que en otras ciudades de España— se dieron cita miembros y simpatizantes de un total de cuarenta asociaciones que defienden la vida, todas ellas integradas en la Plataforma «Córdoba por la vida». Es una tradición que ya cumple tres años.

No sólo se trata de un acto conmemorativo para recordar a los niños no nacidos, sino también reivindicativo, ya que exigen la total derogación de la ley del Aborto, la famosa ley Aido. Y es ahí donde debemos centrar el análisis político. Me explico: es sabido que estos grupos Pro-vida (junto a las víctimas del terrorismo) fueron vanguardia contra el anterior gobierno socialista. Y el PP se benefició de su actividad, obviamente. Pues ahora quieren ver los resultados.

Unos resultados en un territorio tan complejo como el de la moral. Que afecta a cosas que no se arreglan con dinero o con buenas palabras, como es la negociación con terroristas y la defensa de la vida y la familia. Y el actual gobierno debe retratarse. No con una reforma light, sino valiente, que cambie el sentido de las medidas políticas que en España se han aplicado en los últimos veinte años; esto es, que en lugar de beneficiar y fomentar el aborto, se apoye a la mujer embarazada y a la familia.

Sé muy bien, no nos engañemos, que siempre habrá abortos; pues el ser humano tiende a lo fácil, a quitarse los problemas de encima sin reparar en consecuencias. Y sé que no será fácil modificar la mentalidad imperante. Pero hubo un tiempo en el que la esclavitud estuvo bien vista. Y la trata de blancas o el comercio de armas eran respetables. Hasta que la moral social cambió. Con el aborto el camino será largo. Y duro. Pero tenemos que cambiar esa moral si queremos mirarnos en un espejo y seguir llamándonos seres humanos.

Día 02/01/2012 - 11.10h (hora de España)

ABC.es Córdoba