martes, 15 de noviembre de 2011

Estudio: inyección para el control de la natalidad vinculada con la pérdida de la memoria

por Thaddeus Baklinski
Una investigación que fue llevada a cabo en la Universidad del Estado de Arizona (Arizona State University/ASU) en los Estados Unidos de América, ha determinado que la hormona de progesterona sintética, el acetato de medroxiprogesterona (medroxyprogesterone acetate/MPA), usada en el anticonceptivo inyectable, la Depo Provera, está vinculada a la pérdida de la memoria.

Blair Braden, una estudiante para un doctorado en psicología, y Heather Bimonte-Nelson, una profesora asociada en psicología en el Colegio de las Artes Liberales y de las Ciencias (College of Liberal Arts and Sciences) y directora del Laboratorio Bimonte-Nelson para la Memoria y el Envejecimiento (Bimonte-Nelson Memory and Aging Lab) de la ASU, lideraron el estudio.

Este estudio constituye una extensión de un estudio previo llevado a cabo por Braden en que se implicaba a la MPA, la cual es usada como un componente de la terapia hormonal para la menopausia, en cuando a los posibles efectos perjudiciales cognitivos en las mujeres.

El estudio inicial, publicado en 2010 en la Revista de Aprendizaje y Memoria en la Neurobiología (Journal of Neurobiology of Learning and Memory) en el Reino Unido, muestra que la MPA perjudica la memoria en las ratas con edad en la menopausia.

El estudio presente específicamente analiza la MPA en relación con la Depo Provera, que es el método de control de la natalidad por inyección.

En un comunicado de prensa de la ASU, Bimonte-Nelson dijo que ella y Braden empezaron haciendo preguntas sobre los efectos de la droga. Braden había comenzado a preocuparse por sus amistades, quienes estaban tomando la MPA como un anticonceptivo, y se preguntó si la droga tendría los mismos efectos perjudiciales en la memoria, cuando la misma es tomada por las mujeres jóvenes.

“Esta es una pregunta importante, porque en nuestro futuro, lo que habremos de tener, son mujeres menopáusicas que también tendrán un historial de haber tomado la MPA como un método de control de la natalidad cuando eran jóvenes”, dijo Bimonte-Nelson.

El estudio envolvía a tres grupos de ratas que recibieron unas dosis de la MPA en edades distintas, además de haber un grupo de control que no recibió la hormona.

Las investigadoras explicaron que el primer grupo solamente recibió la MPA como adultos jóvenes, a modo de modelar el control de la natalidad. El segundo grupo solamente la recibió pasada la menopausia, a modo de modelar la terapia hormonal. El tercer grupo la recibió tanto durante la adultez joven como durante la edad madura, para modelar a las mujeres que la usan como un método de control de la natalidad y como parte de una terapia hormonal pasada la menopausia.

Las memorias de las ratas fueron sometidas a prueba, al colocarlas en unos laberintos acuáticos, donde podían nadar y buscar plataformas escondidas en el agua.

“Lo que encontramos fue bastante impactante – a los animales a quienes se les había dado la droga en algún momento durante su vida, quedaron con una memoria perjudicada en la edad media, en comparación con los animales que nunca tomaron la droga. También confirmamos que en los sujetos que solamente recibieron la droga cuando eran jóvenes, la hormona ya no estaba circulando durante las pruebas hechas a la memoria cuando eran mayores de edad, lo que mostraba que ya había abandonado el sistema, pero todavía estaba causando un efecto en el cerebro”, dijo Braden.

“Esta investigación muestra que, aún cuando la hormona ya no se encuentra presente, meses y meses más tarde, luego que el ciclo reproductivo ha pasado por muchas fases, todavía están ocurriendo unos cambios que claramente impactan al cerebro y su funcionamiento”, dijo Bimonte-Nelson.

Las investigadoras indicaron que ellas planifican proseguir, luego de los estudios en los animales, con los estudios en los seres humanos, y señalaron que su trabajo conlleva resultados que podrían tener unas implicaciones profundas para las mujeres de todas las edades.

“Este trabajo constituye un importante paso hacia adelante en nuestro entendimiento de los efectos potenciales a largo plazo de las hormonas clínicamente usadas, en el funcionamiento del cerebro. Sin embargo, se necesita de una mayor investigación para determinar si esos efectos también ocurren en las mujeres que toman esta hormona como un método de control de la natalidad o como parte de una terapia hormonal”, concluyó Bimonte-Nelson.

La Depo-Provera fue aprobada para uso en los Estados Unidos en octubre de 1992. Sin embargo, en junio de 1993, el Departamento de Salud y Bienestar Público del Gobierno de Canadá prohibió el uso de la Depo-Provera, puntualizando que la droga no cumplía con los requerimientos de seguridad canadienses, para ser aceptable como un anticonceptivo.

Una ficha técnica en inglés de Vida Humana Internacional (Human Life International/HLI) detalla que la Depo-Provera inhibe la ovulación y hace más gruesa el moco cervical. Ambos eventos son actos anticonceptivos, pero el mismo también actúa como un abortifaciente, al alterar las paredes del útero (el endometrio) para inhibir la implantación del blastocito, o el nuevo niño concebido.

El estudio, titulado ‘Los efectos perjudiciales cognitivos del acetato de medroxiprogesterona en la rata: los efectos independientes e interactivos durante el transcurso del tiempo’ (Cognitive-impairing effects of medroxyprogesterone acetate in the rat: independent and interactive effects across time) será publicado en la Revista de la Psicofarmacología (Journal of Psychopharmacology) en el Reino Unido.
PHOENIX, Arizona – 8 de noviembre 2011 (Notifam) 

Versión del original en inglés:

http://www.lifesitenews.com/news/study-birth-control-shot-linked-to-memory-loss

Traducción del inglés por: Marlene Gillette-Ibern