por Hilary White
La continua crisis económica en Europa se debe más a unos problemas de mucho alcance, que al crédito y la deuda masiva a nivel nacional, según explicó el director del Banco del Vaticano.
El “verdadero origen de la presente crisis económica”, es la población envejeciente y la baja tasa de natalidad en Europa, según dijo Ettore Gotti Tedeschi.
En una columna de opinión escrita para el periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano (El Observador Romano), Tedeschi señaló lo siguiente: “son los hijos el motor de la recuperación”, y advirtió que una población envejeciente y una fuerza laboral reducida, compensada por una inmigración en masa, inevitablemente producirá una inestabilidad social.”
Aquellos en el poder que esperan poder crear una economía estable en Europa, él dijo, tienen que concretar “la planeación de estrategias para sostener concretamente a las familias en su vocación natural a tener hijos.”
Ellos “deben invertir en la familia y en los hijos para generar un rápido crecimiento económico, gracias a la activación de factores como el aumento de la demanda, el ahorro y las inversiones.”
“Así las personas ancianas serían más aceptadas, y no sólo soportadas, como a veces sucede hoy.”
Los crecientes impuestos que surgen en los estados con asistencia social han colocado una carga en las familias jóvenes, él dijo, a tal punto que: “Una familia de hoy con dos salarios gana menos de lo que ganaba hace treinta años la misma familia con un sólo salario.”
“Y esta es la consecuencia del crecimiento de los impuestos sobre el producto interno bruto, que se han duplicado en el mismo período precisamente para absorber las consecuencias del envejecimiento debido a la caída de los nacimientos.”
Las poblaciones envejecientes, él señala, consumen menos productos manufacturados, ahorran menos dinero, y tienen menos ingresos disponibles para gastar.
“Sintetizando un poco cruelmente, se podría afirmar que se compran menos coches, pero más medicinas. Está cambiando, y cambiará cada vez más, también el ciclo de producción del ahorro, en disminución y destinado a desplomarse: primero porque ha debido sostener el consumo; y segundo, a causa de la drástica reducción de los ingresos.”
Con la excepción de Irlanda, todos los países europeos que han sido más afectados por la crisis económica en la Unión Europea, tienen unas tasas de fertilidad extremadamente bajas. Grecia, España, y ahora Italia, se enfrentan a una crisis de una deuda masiva y una necesidad de ayuda económica de parte del Fondo Monetario Internacional y de la Unión Europea. Grecia tiene una tasa de fertilidad de 1.38 niños nacidos por cada mujer. La de España es de 1.47 niños nacidos por cada mujer, y la de Italia es de 1.39. El número de niños que se necesita para sostener una base demográfica continua en los países desarrollados en de 2.1 niños por mujer.
Desde hace años, los demógrafos han advertido sobre los inevitables problemas económicos que les seguirán a estas tasas de natalidad tan drásticamente bajas. En algunos países, como Rusia, se está comenzando a imponer restricciones al aborto, en un esfuerzo de última hora para intentar evitar un desastre económico. Los economistas dicen que el problema principal es que los países que tienen una deuda pública masiva han entrado en prestación sobre el poder adquisitivo potencial de las generaciones futuras que ya no están naciendo.
Los países industrializados que tienen unos grandes sistemas de asistencia pública, tales como están presentes en casi todos los países de la Unión Europea, dependen mucho de los elevados ingresos obtenidos de los impuestos generados por una base demográfica que continuamente se expande. Una población en declive significa menos contribuyentes y menos ingresos obtenidos de los impuestos para el gobierno, para poder mantener los programas de beneficio social. Esto habrá de crear mayores problemas, con una población que envejece y que dependerá más de los beneficios en medicinas y pensiones que son financiados por el gobierno.
En los países donde se ha legalizado el divorcio y el aborto, y en donde se han promovido los anticonceptivos en gran escala, se intenta sobornar a las mujeres para que tengan más hijos, con resultados escasos. En Francia, Italia, Alemania y Polonia, se les ha ofrecido dinero y beneficios a las mujeres para animarlas a tener más hijos.
Los activistas en contra de la eutanasia han advertido que la creciente presión debida a una fuerza laboral que disminuye, unido a un cambio en la opinión pública, habrá de crear una mayor demanda para la eutanasia legalizada, al igual que la presencia de más tácticas coercitivas para persuadir a las personas ancianas a cometer suicidio.
Tedeschi puntualiza que frente a estas consecuencias que ya se están haciendo más visibles en Europa y durante la próxima década, “sus efectos corren el riesgo de no ser ya soportables”.
“El porcentaje cada vez mayor de personas que sale de la fase productiva se transformará en un coste fijo imposible de absorber y de sostener por parte de quienes producen.”
Y él comenta lo siguiente: “Los costes de una población cada vez más anciana no podrán, por lo tanto, ser sostenidos por los jóvenes, los cuales, además de ser cada vez menos, podrían también preguntarse por qué deberían hacerlo, sobre todo si son inmigrantes.”
CIUDAD VATICANO, 3 de agosto 2011 (Notifam) –