26 de mayo 2011 (Notifam) – Cuando Julia Holcomb tenía dieciséis años de edad, ella y una amiga tramaron para conocer a Steven Tyler, el cantante principal de la banda musical, la Aerosmith, ganadora de múltiples discos platinos por sus ventas de discos, y quien es también uno de los anfitriones de Ídolo Americano (American Idol) (un programa televisivo de concurso de cantantes).
La táctica de Holcomb tuvo mayor éxito de lo que ella se hubiera imaginado. Ella y Tyler se conocieron tras bastidores luego de un espectáculo de la Aerosmith, de donde surgió una relación apasionada y avivada por las drogas, que casi culmina en matrimonio, a pesar de que Holcomb era diez años menor que el cantante de rock. Pero la relación eventualmente se descontroló y terminó de modo explosivo, luego que Holcomb fue presionada en abortar el niño concebido de Tyler.
Hasta ahora, los pocos detalles que se sabían de la relación se han dado a conocer por parte de Tyler y de sus compañeros de la banda musical, tal como se lee en la autobiografía de la banda musical, titulada El camino es por acá (Walk This Way), o en la recién publicada autobiografía de Tyler, titulada ¿Te molesta el ruido que suena en mi cabeza? (Does the Noise in my Head Bother You?)
Holcomb, por su parte, ha mantenido escrupulosamente un silencio de varias décadas de duración, dejando a muchos preguntándose lo había pasado con ella. La última vez que se supo algo de su vida parece haber venido de una de las novias posteriores de Tyler, quien habló sobre las llamadas telefónicas suicidas de Holcomb a Tyler mientras él se encontraba de gira musical. Pero ahora ella ha roto su silencio, por medio de un testimonio breve de 5000 palabras en inglés publicado por la LifeSiteNews/Notifam en colaboración con el Ministerio Viñedo de Raquel , un ministerio para la sanación del síndrome post-aborto.
La historia de Holcomb es, a su vez, asombrosa y perturbadora – pero, al menos para ella, tiene un final feliz. Increíblemente, de ser la muchacha joven y confusa quien en una época pasó tres años viviendo con una estrella de rock, Holcomb, desde entonces, se ha convertido en una madre devota y felizmente casada con siete hijos – y es firmemente pro-vida.
Pero el camino andado desde aquellos años oscuros de sus años entrados en la adolescencia, hasta el presente, es uno que ella dice que casi no sobrevive.
“Yo me perdí dentro de la cultura de la ‘rock and roll’ ”, ella cuenta. “En el mundo de Steven, todo era el sexo, las drogas, y la ‘rock and roll’….Yo no lo sabía entonces, pero apenas logré salir viva de allí”.
Holcomb, quien está publicando su testimonio bajo su apellido de soltera para proteger la privacidad de su familia, explica que ella decidió contar su historia luego de que su relación con Tyler cobrara una renovada atención debido al reciente artículo escrito por Kevin Burke, que fue publicado en la revista Análisis Nacional (National Review) en donde se discute su aborto, al igual que la recién publicada autobiografía de Tyler.
“He decidido que ya es hora de que yo cuente mi historia con honestidad, de lo que mejor recuerdo, con la esperanza de que ello me ayude a poder cerrar la puerta, en paz, a este período de mi vida”, según explica. Ella dice que busca, no solamente corregir lo que ella describe como “unas exageraciones enormes” en las anécdotas de Tyler de sus escapadas sexuales, sino que guarda la esperanza de que su relato sobre su aborto, y los dolorosos sucesos subsiguientes, ayudarán aquellos que han tenido abortos para que encuentren la sanación y la paz.
Joven y confundida
El tema del aborto tiene parte, en más de una ocasión, en la vida de Julia: apenas ella misma escapó de ser abortada.
Su madre supo que estaba embarazada de Julia, a la vez que se hallaba dentro en un matrimonio volátil con un jugador compulsivo, inestable y mujeriego. Él había abandonado a sus hijos cuando eran pequeños. Los miembros de su familia le exhortaron a que ella obtuviese un aborto (el cual era ilegal en aquella época).
“A Dios gracias, ella me parió, y más tarde parió a mi hermano menor, y fue una madre amorosa”, dice Julia.
A su padre jugador compulsivo, le siguió un padrastro alcohólico. Y entonces hubo una tragedia en la familia, cuando un accidente automovilístico dejó muertos a su hermano menor y su abuelo, y dejó heridas a Julia, su hermana, y su abuela. Debido al evento, su padrastro fue internado en una institución de salud mental, a la vez que precipitó el divorcio.
Anterior al divorcio, la madre de Julia regularmente llevaba sus hijos a la iglesia y rezaba con ellos. Pero luego del divorcio, ella parecía estar “dolida y desilusionada con la vida”, dice Julia. Luego su madre empezó a salir con otro hombre, quien fue el segundo padrastro de Julia, con quien no se llevaba bien.
Sintiéndose desamparada, Julia, de 15 años de edad, se fue alejando de su familia y haciendo nuevas amistades en el centro juvenil localizado en el área.
Mi encuentro con Steve Tyler y el embarazo
Una de esas nuevas amistades era una mujer de 24 años de edad, quien tenía acceso a los conciertos de rock, tras bastidores. Julia describe esta amistad como “una figura central” y “una de las amistades más peligrosas que jamás hubiese forjado”.
Esta nueva amistad “me enseñó, rápidamente, a vestirme con ropa reveladora para que se fijaran en mí, y en usar el sexo como un anzuelo para atrapar a una estrella de rock”. Evidentemente, Julia lo aprendió a hacer bien, porque ella atrapó a Tyler – por completo.
“Yo quedé encantado desde el principio. Estaba totalmente prendado. Yo estaba tan enamorado”. Así es, en su autobiografía, la manera que Tyler describe el modo en que se sintió cuando conoció a Julia.
Tan flechado quedó Tyler con su bella joven de dieciséis años de edad, que él empezó a pensar en casarse con ella, y hasta convenció a la madre de Julia que le concediera la tutela legal sobre ella, para que él pudiese llevársela con él fuera de los límites territoriales estatales.
Unos meses más tarde, luego de estar viviendo juntos, Tyler le confió a Julia que él quería que tuviesen un hijo. “Yo me sentí conmovida por su sinceridad y le respondí que sí”, ella relata. “Yo quería tener niños, y comencé a creer que él debía quererme mucho, dado que él había pedido la tutoría legal, y me estaba pidiendo que tuviésemos hijos”.
Desde el balcón de su habitación de hotel, Tyler tiró fuera las pastillas anticonceptivas de Julia y al año ella quedó embarazada.
El fuego y el aborto
Sin embargo, todo comenzó a desmoronarse cuando Tyler les informó a sus padres de su deseo de casarse con Julia. Luego que sus padres y su abuela expresaron sus reservaciones, haciendo hincapié en la edad joven de Julia, la pareja discutió acaloradamente, y Tyler cambió de opinión.
A las pocas semanas, ya él estaba de gira musical de nuevo, mientras ella se quedaba en el apartamento, “sola y embarazada….sin dinero, sin educación, sin cuidado prenatal, sin licencia de conducir, y con poca comida”. Fue durante esa época que Tyler comenzó a salir con la modelo de la Playboy, Bebe Buell.
Entonces vino el fuego.
Un día, cuenta Julia, mientras Tyler estaba de gira musical, él le pidió a un amigo de sus años de escuela superior y pasado compañero de la banda musical, que fuese hasta el apartamento para llevar a Julia de compras. Lo próximo que ella recuerda es que se despertó en medio de una densa nube de humo. El apartamento ardía en fuego.
Julia apenas escapó con vida, en medio de unas circunstancias casi milagrosas. Luego que ella se dio cuenta que todas las salidas de emergencia estaban impasables, Julia se acordó de pronto de unos consejos sobre el modo de ponerse a salvo en medio de un fuego, que había aprendido de un comercial de Bill Cosby (un comediante). Entonces ella gateó y se metió dentro de una chimenea que no se usaba. Había un cuadro de Jesús colocado encima de la chimenea que ella había heredado de su abuela. Más tarde, Tyler le trajo el cuadro a Julia, diciéndole que era lo único que no se perdió en el fuego del apartamento.
Julia fue rescatada del edificio en llamas por los bomberos, y fue llevada a un hospital sufriendo de una severa inhalación de humo. Se le dijo a Tyler que probablemente ella no sobreviviría. Pero ella sobrevivió, y también sobrevivió su bebé concebido.
Ahí fue que comenzó la presión sobre ella.
Según cuenta Julia, Tyler entró a la habitación del hospital y le dijo que ella tenía que someterse a un aborto, “debido al daño que sufrieron sus pulmones por el humo, y a la falta de oxígeno que había sufrido”. Pero Julia dijo que no, repetidamente. Ella quería el bebé. Además, ya ella tenía cinco meses de embarazo.
Fue entonces que Tyler cedió y le dijo que ella podía regresar al lado de su mamá y tener el bebé. Pero Julia dice que ella estaba preocupada de que su familia tampoco iba a querer que ella tuviese el bebé. Sin dinero, y sin la expectativa de que Tyler iba a proveer para ella y el bebé, ella se dio por vencida.
Julia describe el aborto como “una horrible pesadilla que nunca olvidaré”. Tyler estuvo con ella durante el aborto, pero había estado injiriendo cocaína durante todo ese tiempo, y por lo tanto parecía estar “emocionalmente distanciado”, ella narra.
Sin embargo, ella llegaría a saber que Tyler no estaba tan distanciado como parecería haberlo estado.
En su libro El camino es por acá, él trae a la memoria el traumático evento. “Uno va al médico y le ponen una aguja dentro del estómago de ella, y entonces empujan algo fuera y uno lo está observando. Y entonces aquello sale muerto. Yo estaba muy destruido. En mi mente, yo me estoy diciendo, ¿Jesús, qué es lo que he hecho?” Sin embargo, Julia relata que Tyler le dijo que, luego que terminó el aborto, en lugar de salir muerto, su bebé nació vivo, y entonces lo dejaron morir.
“Mi bebé tuvo un defensor de su vida; yo. Y yo cedí ante la presión debido al temor del rechazo y de un futuro incierto”, dice Julia. “Yo quisiera regresar a ese momento y tener esa oportunidad de nuevo, para decir que no al aborto una última vez. Yo quisiera con todo mi corazón poder haber visto a ese bebé vivir su vida y crecer hasta convertirse en un hombre”.
Una vida nueva
Pasado el aborto, “ya nada era lo mismo” entre Julia y Tyler. Eventualmente, ella se mudó de regreso a la casa de su madre, “con un espíritu quebrantado”. Ella dice que no podía dormir sin tener pesadillas del aborto y del fuego.
Pero pronto se dio cuenta de que su segundo padrastro, a quien previamente le guardaba antipatía, estaba tratando de ser un buen esposo y padre, y llegó a respetarlo. Julia comenzó a asistir a la iglesia con ellos – una iglesia de los metodistas unidos localizada en el área – y comenzó a participar en los eventos juveniles de la iglesia.
Poco después ella ingresó a la universidad, y fue allí que conoció a su futuro esposo, Joseph.
“Hoy día”, ella relata, “Yo soy católica romana y pro-vida, y la madre de siete hijos. Este año mi esposo y yo vamos a celebrar nuestro treinta aniversario de casados. Joseph y yo tenemos seis hijos biológicos y doy gracias por cada uno de ellos, porque realmente son un regalo de Dios”. La pareja actúa también como tutores legales de una joven muchacha, quien nació luego de un embarazo difícil, y por quien, a pesar de ello, su madre optó por la vida.
Julia describe a su esposo como “mi verdadero héroe”. “Él ha sido un esposo amoroso, un padre generoso, y un proveedor incansable para nuestra familia. Mi esposo me quiere y me ha perdonado desde lo profundo de su corazón. Él tampoco ha permitido que mi pasado defina su entendimiento de lo que soy como persona”.
En 1992, Julia y su esposo se convirtieron a la fe católica romana.
El aborto nunca es la solución
Julia dice que ella no guarda resentimiento en contra de Tyler. “Yo rezo por su conversión sincera, de corazón, y yo espero que él pueda encontrar la gracia de Dios”.
En gran parte, sin embargo, ella dice que lo que realmente quiere es que las personas sepan que el aborto nunca es la solución.
“Algunos dirán que mi aborto era justificable debido a mi edad, las drogas y el fuego”, ella dice. “Yo no creo que haya cosa alguna que pueda justificar la toma de la vida de mi bebé. El acto estuvo mal. Yo rezo para que nuestra nación (los Estados Unidos de América) cambie sus leyes para que las vidas de los inocentes bebés concebidos queden protegidas”.
Ella concluye su narración con estas palabras poderosas: “Las niñas jóvenes de nuestra nación, especialmente aquellas como yo, quienes han experimentado el trauma y el abuso, y que son vulnerables para la explotación, no deben ser usadas como juguetes sexuales, laceradas por los abortos de modo que sus novios queden libres de una responsabilidad económica; y que ellas, al igual que sucede con sus hijos concebidos, sean echadas a un lado como un objeto indeseado”.
“El matrimonio y la familia son los cimientos de toda sociedad virtuosa. Yo aprendí esa lección durante una prueba de fuego en la que Dios me enseñó a confiar en su plan, no importa lo que ocurra. Yo rezo para que nuestra nación también encuentre su camino de regreso a Dios, por medio del respeto por las vidas de los niños concebidos, y del fortalecimiento de la santidad del matrimonio”.